Capítulo-22: "Sergio esta tras ella"

160 11 0
                                    

DANIEL OVIEDO

El timbre suena y todos los alumnos abandonan el aula, menos mi hermano que me está esperando. Recojo mis cosas y cuelgo la mochila de mi hombro. Caminamos hacia la salida y veo a Zaira, junto a sus amigas, pero ella no esta y se me hace muy raro. ¿Dónde se habrá metido? No la he visto desde lo ocurrido en el palco de la cancha. Nos reunimos con nuestros amigos y un auto negro se detiene en la puerta del instituto. El padre de Zaira baja de el, con el rostro muy serio y camina hacia ella.

—¡Hey! ¿Qué te pasa? –Parpadeo varias veces y niego.

—Nada, solo estaba distraído. –Alza una ceja y ríe.

—Bueno, nos vemos en la tarde. –El rubio se despide y sube al auto de su padre.

—¿Por qué llegaste tarde a la reunión? –Trago saliva y miro hacia otro lado. Jordan espera una respuesta.

—Ya les dije que tuve un percance y por eso llegué tarde. –Asienten, no muy convencidos.

Cada uno tira por su lado y vuelvo a casa junto a mi gemelo. Me pareció muy extraño ver al padre de Zaira aquí, hasta donde yo se había vuelto a Barcelona. Saludo a mis padres y subo a mi habitación. Tiro la mochila al lado del escritorio y me lanzo sobre mi cama. Por alguna extraña razón no puedo dejar de pensar en ella, en sus labios, en su sonrisa, sus mejillas sonrojadas y su voz ronca, dios ¿que me esta pasando?

— Hay hermanito ¿vas a seguir negando que te gusta? –Me siento y el cierra la puerta.

—Baja la voz, podrían escucharte. –El niega y se sienta.

—¿Por qué lo complicas todo? Ella te gusta y tu a ella ¿donde esta el problema? –Suspiro y me pongo en pie.

—Fui el novio de su hermana, íbamos a tener un hijo, le dieron una paliza que le provocó un aborto ¿quieres que siga? –El niega y se levanta.

—No es necesario. Haz lo que quieras, pero recuerda que Sergio esta tras ella y tu eres el único que puede salvarla, el único. –Me señala con su dedo índice.

Suspiro y el abandona la habitación. Me siento en el borde de mi cama y paso las manos por mi cara ¿que se supone que tengo que hacer ahora?

—¿Qué hago dios mio, que hago? No puedo decirle la verdad, pero tampoco quiero mentirle, ella no lo merece. –Paso las manos por mi cara y me hecho hacia atrás en la cama.

Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora