Capítulo-77: "Esto es la guerra"

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DANIEL OVIEDO

Lanzo el mando al otro lado de la rinconera y agarro mi teléfono, que está sobre la mesa de cristal, son las 23:30. Entre toda la oscuridad diviso una silueta que se acerca ami. Sonrío al ver que es mi morena, lo que me extraña es lo que hace a continuación. Se sienta ha horcajadas sobre mi y mete sus manos por debajo de mi camiseta, mientras sus labios se pasean por mi cuello.

-Dios mio ya hasta sueño despierto.

-No es ningún sueño. –Muerde mi labio.

-Hace apenas una horas estabas como loca gritándome y ahora. –Me calla.

-Sh, no digas nada. Aprovechemos que los niños estan dormidos ¿si?

-Pero tu –Niega.

Ella se mantiene callada. Muerde su labio y me mira fijamente. Su nariz roza con la mia y ella cierra los ojos. Con la punta de mi nariz acaricio su cuello y ella gime. Sus manos se apoyan en mi abdomen y las mías se aferran a su cadera. Sus labios se rozan con los mios pero no llegan a tocarse por completo. La tumbo en el sofá y me subo sobre ella.

-No. –Se sienta

-¿No qué?

-Hoy quiero yo arriba. –Acaricia mi cuello.

-¿Estás segura?

-Segurísima. –Besa mi mandibula.

-¿Me vas a montar? –Muerdo mi labio.

-Te voy a montar. –Afirma.

-Yovana, pero –Me corta.

-No digas nada, solo disfruta.

Le quito la camiseta y beso su hombro ya descubierto. Mi mirada se cruza con la suya y sonríe tras morder mi oreja. Besa mi mandíbula lentamente y se mueve sobre mi haciendo que mi erección se note mucho mas. Me quito el pantalón quedando solo en boxer y se sienta sobre mi. Acaricio su cuerpo con deseo, creí que jamás volvería a tenerla así. Y cuando ya no puedo mas se aparta.

-Perdóname. –Se levanta.

-¿Qué haces? –Coge la camiseta.

-No puedo hacerlo. –Se la pone.

-¿Piensas dejarme así? –Me levanto.

-Ya sabes donde esta el baño

-¿Es una broma? –Me levanto.

-No. Lo siento. –Ríe.

Ella se marcha a la habitación y cierro mis puños con fuerza, mis nudillos están blancos. ¿Cómo demonios pude creerle? Esto fue una venganza, claro.
Bufo y camino hasta nuestro cuarto y sin mirarla voy al baño, necesito una ducha de agua bien fría para bajar la tienda de campaña que cierta niña provocó. Salgo de la ducha y agarro una toalla.

-Si quieres jugar está bien, jugaremos. Pero no está en mis planes ser quien pierda. Yo también se jugar ha esto y te lo voy ha demostrar. –Sonrío.

Salgo del baño y ella rápidamente se gira haciéndose la dormida. Sonrío y una idea se cruza por mi mente, después de esto es posible que tenga que dormir en otro lado. Dejo la toalla caer y me meto en la cama desnudo. La abrazo por la espalda, su cuerpo está totalmente pegado al mio.

-¿Ya terminó la película?

-No, pero me aburrí de ella.

-Pues te sacas el parchís.

-Buena idea, ¿te apuntas? –Se gira.

-No, ¿oye te has traído el mando a la cama? –Se sienta.

-A lo mejor te apetecía cambiar de canal. –Río y aparto la sabana.

-¡Sal de aquí ahora mismo! –Se pone de pie.

-Anda ven aquí. –Tiro de ella y cae sobre mi.

-¡Aleja tu catalejo de mi! –Se aparta.

-Pues éste catalejo te ha echo dos hijos y te recuerdo que te vuelve loca. –Río y me pongo un boxer blanco.

Ella me mira desde la cama, muerdo mi labio y llevo la toalla al cesto. Mi morena esta sentada en el centro de la cama y sonrío subiéndome sobre ella, agarro sus manos por encima de su cabeza. Con la punta de mi nariz acaricio su cuello, ella se mueve debajo de mi y sonrío, se esta excitando. Con mi mano libre acaricio su muslo desnudo, sus piernas rodean mi cadera y nuestros sexos chocan.

-¿Eso es lo único que sabes hacer? –Se burla.

-Ten mucho cuidado con lo que dices, morena. –Mierdo su oreja.

-Vamos, Daniel. Sabes hacerlo mucho mejor.

-¿Para que luego me dejes con el
calentón otra vez? No, Gracias. –Me acuesto.

-Espera, ¿me vas a dejar así?

-Si, tal y como tu hiciste antes.

-Esto es la guerra. –La subo sobre mi.

-Prepárate para perder, muñeca. –Se mueve sobre mi.

-Jamás me subestimes y ahora creo que debes volver al baño. –Ríe.

-Veremos si te ríes tanto cuando me supliques te haga mía y te diga que no.
Veremos quien le suplica a quien.

Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora