YOVANA MONTECARLO
No puedo apartar la vista de sus ojos, me tienen hipnotizada. Doy un brinco al sentir su mano, fría como el hielo, retirar el pelo de mi cuello. Ahora sé que fue novio de mi hermana y bien dicen que donde fuego, hubo cenizas quedan. Daniel deja un beso en mi cuello y lleva sus manos a mis mejillas, sonrojadas por su tacto.
—¿De qué te ríes? –Me cruzo de brazos.
—Te ves muy tierna así toda sonrojada. –Confiesa y siento mis mejillas arder.
—Gracias. –Sonrío y coloca mis brazos alrededor de su cuello.
—Una vez me dijeron; las verdades no se agradecen. –Susurra en mi oído.
—¿Y ahora que sigue? Tu me gustas y yo te gusto ¿ahora qué? –Alzo una ceja y el sonríe tras darme un pico.
—Si te digo la verdad no tengo idea. Tu me gustas, es cierto, pero dudo mucho que a nuestras familias les agrade. –Rodea mi cintura con sus brazos.
—¿Qué quieres decir? –Pega su frente a la mía y lo beso.
—Nadie puede saber de esto, nadie ¿entiendes? –Asiento.
—¿Nos vamos a ver a escondidas por así decirlo? –El asiente y tira de mi labio.
—Si quieres seguir viéndome si, al menos por ahora. –Miro a otro lado.
—Dicen que a escondidas todo sabe mejor. –Digo con la voz ronca.
—Luego yo soy el pervertido. –Se defiende y reímos.
El timbre suena y ambos nos miramos ¿qué se supone que debo hacer ahora? El se acerca y deposita un casto beso en mis labios, para finalizar muerde mi labio y lo suelta despacio. Da un golpe suave a mi trasero y se marcha tras guiñarme un ojo. Camino hacia mi siguiente clase y cuando voy a entrar me agarran del brazo, me guro y veo a Sergio.
—Hola, nena. –Ríe acorralandome.
—Vuelve a llamarme nena y te dejo sin descendencia. –Lo aparto.
—Chica dura, me gusta. –Muerde su labio y pongo los ojos en blanco.
—Te ves ridículo haciendo eso, que lo sepas. –Confieso y agarra mis brazos.
—Ya veremos si dices lo mismo cuando seas mía. –Besa mi mejilla.
Suelta mis brazos de forma brusca y se marcha. Froto mis brazos, ahora rojos y paso una mano por mi mejilla ¿que demonios le pasa a este chico? Llevo la mano al pomo de la puerta y antes de abrir oigo que me llaman por megafonía y voy a dirección.
—¿Qué estás haciendo aquí? –Abro loa ojos asombrada al verlo aquí.
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Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©
Teen FictionYovana es una adolescente de dieciséis años, alegre y muy risueña. Sus padres se divorciaron hace unos años y ella se fue con su padre a Barcelona, mientras que su hermana gemela; Zaira, se quedó en Sevilla con su madre. Antes de marcharse a Barcel...