Capítulo-19: "¿Cuñado? o ¿Ex-cuñado?"

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YOVANA MONTECARLO

El timbre suena por toda la casa. Agarro mi americana y cuando ya estoy lista salgo de mi cuarto. Escucho la voz de mi hermana, parece bastante enojada. ¿Será que volvió el chico de anoche? Bajo algunos escalones y un nudo se forma en mi garganta al ver quien es la persona con la que discute.

-No puedo decirle la verdad, nadie puede hacerlo. ¡Lo prometimos! -Ella se quita la americana y el se sigue quieto.

-No te estoy diciendo que le cuentes lo que sucedió entre nosotros, tampoco lo del bebé. -Daniel se apoya en la mesa con la manos en los bolsillos.

-No saques el tema del bebé ahora, por favor. Aun es doloroso recordar que podría estar sosteniéndolo en mis brazos. -Solloza y el la abraza.

-Tarde o temprano pagarán por lo que te hicieron, vengaremos la muerte de ese pequeño que no llegó a nacer. Te lo prometo. -Ella llora y lo abraza mas fuerte.

Pienso en salir de mi escondite y estallar con mil preguntas pero ninguno de los dos parece estar dispuesto a un interrogatorio. Lo que si tengo mas que claro es que tuvieron algo, alguien le hizo daño a mi hermana, dios ella iba a tener un bebé ¿sería hijo de Daniel? Subo las escaleras, me encierro en mi cuarto y me siento en mi cama.

-Yovana, cariño, el desayuno ya esta listo y si no te das prisa llegarás tarde a clase. -Asiento.

-Nana, ¿tu sabes si mi hermana tuvo algún novio estos últimos meses? -Se cruza de brazos.

-Si, el joven Oviedo. Estaban muy enamorados y con ganas de afrontar la paternidad a pesar de ser unos críos. -Muerdo mi labio y me levanto.

-Entonces era cierto; Daniel y mi hermana fueron novios, incluso estuvieron apunto de ser padres. -Susurro y cierro los ojos con fuerza.

-¿Por qué la pregunta? -Suspiro y abro los ojos pestañeando.

-Simple curiosidad. -Sonrío y cojo mi mochila.

Terminamos el desayuno en silencio, sin levantar la mirada del plato y al terminar subimos al auto tras saludar al chófer. Nos deja en la puerta del instituto y bajamos cada una por un lado distinto. Los hermanos Oviedo se acercan y miro al menor de ellos.

-¿Cómo estás, cuñadito? O tal vez debería decir ¿ex-cuñado? -Me cruzo de brazos y los tres posan sus miradas desconcertadas sobre mi.

Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora