Capítulo-82: "¿Me vas a golpear?"

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DANIEL OVIEDO

Dejo las llaves sobre el mueble de la entrada y voy hacia la habitación de los niños. Les doy un beso a cada uno y voy a mi habitación. Me doy una ducha y llevo una toalla alrededor de mi cadera. Salgo del baño y miro a mi hermosa morena, dormida en mi lado de la cama.

-¿Dani? –Me pongo un bóxer.

-No quería despertarte, solo vine a cambiarme.

-¿Dónde has estado? Me tenías preocupada. –Se acerca ami.

-No quiero hablar eso. Por favor, acuéstate.

-Tenemos que hablar.

-Ahora no. -Ruego.

-Dani yo –La corto.

-¡He dicho que ahora no! –Elevo la voz.

Salgo de la habitación dando un portazo lo que provoca que ambos niños se despierten. Yovana acude al llanto de los niños y yo maldigo en voz baja por lo imbécil que soy. Al día siguiente siento unas manitas en la cara y veo a mis pequeños sobre mi. Río y me siento con ellos en mi regazo.

-Será mejor que te des prisa o llegarás tarde a la Universidad.

-¿No que hoy no trabajabas?

-Una compañera se ha puesto enfermera y voy a sustituirla. Dejaré a los niños con mi madre y me iré a trabajar.

-Sigue sin hacerme gracia que tu seas quien trabaje mientras yo estudio.

-Ese tema lo hemos discutido muchas veces y ahora no tengo tiempo. Alistate y desayuna, nos vemos en la tarde.

Coge la mochila de los niños y ambos salen junto a ella tras recibir su beso como cada mañana. Voy al baño y tras ducharme me visto y voy a la cocina. Conduzco hacia la Universidad y cuando bajo del auto me topo con Sandra.

-Huy que mala cara, ¿has tenido una mala noche? -Suelta nada mas verme.

-Seguro que Luís la tendrá peor que yo. Después de la paliza que le dí no tendrá cara para venir si quiera. -Su cara cambia y río.

-Ya me enteré se vuestro encuentro. ¿Por qué lo hiciste? -Se cruza de brazos.

-Solo fue una pequeña demostración de lo que le sucede a las personas que se meten con los mios. -Sonrío.

-¿Eso quiere decir que a mi también me vas a golpear?

-No porque en este momento te vas directa a donde debes estar, la cárcel.

Mi hermano llega junto a mi y una pareja de guardias la esposa. Ella grita que la suelten y la gente se acerca. La suben al coche patrulla y se la llevan.

-Debimos haberlo echo desde que supimos quien era realmente.

-En ese momento solo pensaba en recuperar a Yovana.

-¿Cómo van las cosas con ella?

-No sabría decirte. Anoche cuando llegué quería decirle algo, por como estaba parecía importante, pero no la dejé.

-¿Le has contado que todo fue una trampa de Sandra? –Niego.

-He pensado ir a recogerla al trabajo, salir a comer fuera para despejarnos un poco y contarle todo.

-Tienes que contarle todo ya, cuanto mas tardes en hacerlo será peor.

Me despido de mi hermano y entro a clases. Terminada mi jordana estudiantil voy hacia la guardería donde ella trabaja. Marta, una de sus compañeras me recibe y me lleva hasta la sala donde están. Sonrío al verla en el suelo rodeada de niños y juguetes.

-Yovana, tienes visita. –Marta alza un poco la voz y se acerca a ella.

-¿Ha pasado algo? ¿Los niños están bien? –Corre a mi y asiento.

-Todo esta bien, tranquila. –Sonrío.

-¿Entonces?

-He venido para invitarte a comer ¿qué me dices?

-No lo se, tal vez tenga que hacer el turno de la tarde/noche también.

-Oh, entiendo. Entonces recogeré a los niños y los llevaré a casa.

-Dani, lo siento.

-Otra vez será. –Niega.

-No me refiero a lo de la comida.

-¿Entonces?

-Ya se toda la verdad. Y no sabes cuanto me odio ami misma por no haberte creído, lo siento.

-¿Cómo lo has sabido?

-Eso es lo de menos.

-¡Eso no se come! –Grita Marta corriendo tras un niño.

-¡No le tires del pelo! -Ríe Talía.

-¡No chupes el rotulador! -Grita Nerea.

-Mejor hablamos en casa, creo que te necesitan. –Ríe y me giro.

Camino hacia la salida y salgo a la calle. Ella me llama y me detengo junto al coche. Dudosa se acerca y cuando está frente a mi se pone de puntillas y me besa. Pego su cuerpo al mio y le devuelvo el beso con la misma intensidad. Echaba de menos sus besos, su cuerpo a ella por completo. La abrazo y por primera vez en días vuelvo a sentirme completo.

-Te amo, Daniel. -Susurra sobre mis labios.

Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora