Capítulo-83: "Una reconciliación dulce"

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YOVANA MONTECARLO

Me despido de las chicas y subo a mi coche. Hemos salido más tarde por que una de las madres ha tenido un inconveniente y ha llegado más tarde. Luego hemos tenido una reunión con la Directora de la guardería. Suspiro al ver que la calle esta en obras y giro al otro lado, tendré que dar un rodeo. La calle esta cortada, por lo visto no es mi noche. De un momento a otro un coche se me cruza y freno de golpe. Toco mi frente y suspiro al ver la sangre. Bajo del coche y veo a Luis apoyado en el capó del suyo.

-¿Estás loco o que te pasa?

-¿No me digas que te has lastimado?

-¡Eres un imbécil! –Ríe y se acerca.

-Me encantan las mujeres con caracter. Son las mejores en la cama.

-¡Serás cerdo!

-Y tu novio un animal ¿acaso no ves como me ha dejado la cara?

-Te lo tienes bien merecido por traidor. Ya se que tu estabas de acuerdo con el plan de Sandra.

-Vaya por lo que veo no eres solo una cara bonita, también tienes cerebro y sabes usarlo. –Agarra mi brazo.

-¡Sueltame! –Me empuja y caigo al suelo.

-Eres una salvaje. Aunque si quieres tu y yo podríamos divertirnos un poco. –Golpeo su entrepierna.

-Lo siento pero soy mujer de un solo hombre y ese es Daniel Oviedo.

Me doy la vuelta y corro hasta mi auto. Trata de levantarse pero el dolor en su entrepierna se lo impide. Subo al coche y salgo de allí volviendo a las transitadas calles, ahora más tranquilas. Estanciono el auto y entro al edifício. Salgo del ascensor y cuando estoy frente a la puerta se abre.

-¿Qué haces aquí? –Entro y cierra la puerta.

-Cuidar de los niños. -Responde Zaira.

-¿Dónde esta Dani? --Pregunto al no verlo

-Estaba preocupado por que no llegabas y salió con Jesús, creo que fueron a tu trabajo.

-¿Puedes llamarle y decirle que estoy en casa? Necesito darme un baño.

-¿Por qué estás sangrando? –Agarra mi brazo.

-Me caí, sabes que soy muy patosa.

-La sangre esta seca, con lo cual no ha sido ahora. ¿Dónde estabas?

-Ya te he dichco que me he caido.

-Bien no me lo digas, pero será mejor que pienses una excusa más convincente, Dani no es ldiota.

-Tuve un accidente, me golpeé y de ahi la sangre ¿contenta?

Su teléfono suena y asiento. Minutos después sale del apartamento, pues Jesús la esta esperando abajo. Voy hacia la habitación de los niños y tras asegurarme que están bien voy al baño. Lleno la bañera y escucho la puerta de la entrada cerrarse y unas pisadas acercase al baño, Daniel ha llegado. La puerta del baño se abre y el me mira desde el marco de la puerta.

-¿Por qué no dejas de mirarme así y te metes conmigo?

-Me tenías preocupado.

-¿No creés que te preocupas demasiado por mi?

-Si me preocupo es por que te quiero y no soportaría que algo te sucediese.

-¿Me das un beso? –Se sienta en el borde.

-Todos los que tu quieras. –Muerdo mi labio.

-¿Llevas el móvil o algo encima? –El niega y sonrío.

-¿Qué te ha pasado en la frente?

-Tuve un pequeño accidente pero el coche esta bien.

-Me importa un pimiento el auto, ¿estás bien? –Asiento.

-No fue nada grave. ¿Me das mi beso?

El asiente y se inclina para besarme. Tiro de su camiseta haciendo que caiga dentro de la bañera, vestido. Río al ver todo el agua que ha salido y agradezco que la bañera sea lo suficientemente grande. Se pone en pie y sale, lo miro y ríe desnudándose.

-Parece que alguien se esta despertando. –Miro su entrepierna.

-Lo siento, pero paso de que me dejes a medias otra vez.

-Me parece que te estas equivocando. Esa cosa es mía, ¿entiendes?

-Pues la tienes desatendida.

-¿Qué te parece si le levantamos el castigo? Aunque después de 3 meses no se yo si funcione.

-¿Estas poniendo en duda mis habilidades en la cama?

-No, yo solo he dicho que igual y ha perdido práctica.

-Oh, te vas a arrepentir de haber dicho eso.

-Quiero hechos, no palabras.

Una vez desnudo se mete en la bañera y tira de mi, para sentarme sobre el. Quita la pinza de mi pelo y este cae sobre mi hombros, juega con los rizos que se han formado. Puedo sentir su gran erección y me muevo sobre el provocando que suelte un gruñido.

-Se acabó el baño, a la cama. Pienso hacerte el amor tan duro que no te vas a poder sentar en una semana como mínimo. –Susurra con la voz ronca.

Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora