YOVANA MONTECARLO
Camino hacia el Gimnasio para mi última clase del día. Afortunadamente es viernes, podré descansar toda la tarde y bañarme en la piscina, que todavía no la he estrenado a pesar de estar a mediados de Mayo. Entro en el vestuario y abro mi taquilla para dejar mi mochila. Salgo junto a Rosa, Nuria e Inés, y sonrío al ver a Daniel junto a mi profesora.
—Bien, se que es viernes y encima última hora. Todos estáis deseando llegar a vuestra casa y yo también. –La profesora sigue hablando y Jesús llega.
—Perdón, pero necesitamos a Daniel en el campo. –Explica Jesús y la maestra los mira.
—Por lo que veo vuestro entrenador no os ha informado. Y ya que estás aquí, tu también me ayudarás con la clase.
—¿Entonces no vamos a dar voleibol hoy? –Pregunta mi hermana.
—Haremos un pequeño partido al final de la clase. Ahora todos a correr. ¡Venga! –Explica.
Comenzamos a correr. El gimnasio es muy grande y las vueltas son mas. Daniel y Jesús están junto a la profesora. La puerta se abre y el entrenador entra junto al resto del equipo de fútbol. Todas las chicas paran de golpe, Maria y Nay que van delante de mi caen al suelo. Le tiendo una mano a la morena y mi gemela hace lo mismo con la rubia. El silbato suena y formamos un círculo en el centro.
PROF: Primero haremos abdominales y flexiones. Seguiremos con volteretas y terminaremos con el pino seguido del salto al potro. Una vez listo haremos el partido de vóley.—Nosotros os ayudaremos en las practicas, no queremos que ninguna se lastime. –Dice Dani y me guiña un ojo.
—Vais a coger una colchoneta por parejas. Los chicos las hicieron el otro día así que saldrán a la pista junto al resto del equipo. –Contínua Jesús.
—Bien quiero a todas las chicas en pareja ya. Jesús, Daniel, Jordan, Sergio, Tyler, Calum y Francisco gracias por vuestra ayuda. –Ríe y formamos las parejas.
Mi hermana hace pareja con Inés y yo con Maria. Colocamos la colchoneta frente a la espaldera. Comenzamos a hacer flexiones y Daniel se acerca riendo. Frunzo el ceño y miro en su misma dirección, Sergio le esta mirando el culo a mi hermana y Jesús esta detrás de el. Segundos después Daniel va con unas chicas que lo están llamando.
—¿Cómo vas con tu hermana? –Río y trato de responder a mi amiga.
—Mejor. Al principio le costó aceptarlo, pero hasta hoy nos ha guardado el secreto. –Explico.
—¿Y con el? –Rie y muerdo mi labio.
—El mismo cielo, te lo juro. –Sonrío.
—No puede ser. –Murmura.
—¿Qué ocurre? –Mira su entrepierna.
—Se acabó mi clase por hoy. Iré con la profesora necesito salir antes de que alguien me vea.
—Toma, ponte mi chaqueta en la cintura.
Hace lo que le digo y va con la profesora, después sale del gimnasio. Los ejercicios pasan y es hora de saltar al potro. Hacemos la entrada, el ademán de saltar, abrimos y cerramos piernas. Cuando quiero ver es casi mi turno.
—Montecarlo. –Mi hermana y yo nos miramos cuando la profesora dice nuestro apellido
—¿Mi hermana o yo? –Ríe mi gemela.
—Siempre me pasa lo mismo. Zaira te toca, después tu, Yovana.
—¿Sabes? Las mayas te quedan de muerte. –Susurra detrás de mi y trago saliva.
—Disimular al menos. –Suelta Jesús seguido de una risa.
—Me toca. –Susurro.
Visualizo el objetivo, me voy a dar una hostia que no es normal. Odio el potro desde niña. Cojo carrerilla, salto con los pies juntos, poso las manos en el potro y abro las piernas saltando al otro lado. Vuelvo a la cola y al final esta Daniel que me da una palmada en el trasero, lo golpeo en el hombro y ríe.
—Las practicas tomaron mas de lo que pensé. Quedan 5 minutos, podéis coged vuestras cosas y salid. Que paséis un buen fin de semana, nos vemos el lunes. –Finaliza la maestra.
—Ya te digo yo que si va a ser bueno o no. –Muerde su labio y junto las cejas.
Salgo del instituto junto a mi hermana. Subimos al auto y cuando llegamos a casa dejamos las cosas para ir al comedor. Después hacemos la tarea y decidimos bajar a la piscina.
—¿Es posible que ninguno de los bikinis que me traje me sirva?
—Tal vez yo tuve que ver en que la lavadora los encogiera.
—¿Por que hiciste eso? –Río y saca dos bikinis.
—Te pondrás este. –Niego.
—Enseña demasiado. –Explica.
—Esa es la idea. Escucha va a estar todo el grupo, incluido Dani. Nadie salvo Jesús y yo sabemos lo vuestro. Sería divertido provocarlo. –Ríe.
—¿No se enfadará? –Pregunto.
—Claro que no. Y si lo hace estoy segura de que sabrás como contentarlo de nuevo. ¿Qué me dices?
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Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©
Teen FictionYovana es una adolescente de dieciséis años, alegre y muy risueña. Sus padres se divorciaron hace unos años y ella se fue con su padre a Barcelona, mientras que su hermana gemela; Zaira, se quedó en Sevilla con su madre. Antes de marcharse a Barcel...