DANIEL OVIEDO
Llevo una mano a la zona baja de su espalda mientras mis labios comienzan una guerra con los suyos. Echa la cabeza hacia atrás y acaricio lentamente su cuello con la punta de mi nariz. Ella jadea y gime cada vez que nuestros sexos rozan. Beso su abdomen y enreda sus manos en mi pelo.
-No me tortures más. -Ruega.
-Esto es solo el principio.
-No se si podré aguantar.
-Lo harás. Acuéstate y pon la manos encima de tu cabeza, así en cruz.
-¿Qué? -Ríe y sonrío.
-No vas a tocarme hasta que to te lo permita, si lo haces te castigaré.
-De acuerdo. –Gime.
Me subo sobre ella, sin dejar peso. Lleva sus manos a mi espalda y gruño amarrandolas por encima de su cabeza. Alza sus caderas tratando de pegar su intimidad a la mia pero la esquivo, haciendo que me bese con tanta intensidad y tanto deseo que me deja sin aliento. Beso sus labios, su cuello y su abdomen mientras mis manos acarician sus muslos enredados en mi cadera. Sus ojos muestras lujuria, deseo, quiere la haga mia.
-No aguanto más.
-Solo un poco más.
-¿Estas disfrutando mucho verdad?
-Esto es lo que sentía yo cada vez que me provocabas.
-Déjame tocarte. –Suplica.
-Te dije que no podías tocarme hasta que lo permitiera y lo has echo, voy a tener que castigarte.
Me siento en el borde de la cama y ella se acuesta boca abajo sobre mi regazo. Nuestros sexos chocan y acarico su trasero para dar un cachete. Ella ríe y me pide más, vuelve a tocarme y repito la acción. Se levanta, agarra uno de sus pañuelos de seda y se sienta sobre mi. Amarra mis manos y las deja sobre mi cabeza. Muerde mi labio y tira de el. Quiero tocarla pero me lo impide.
-No vas a tocar hasta que yo te lo permita. –Me imita.
-¿Ahora mandas tu?
-Ahora mando yo –Afirma y silbo.
-Veamos que sabes hacer.
Acaricia mi abdomen con sus dedos, lento y seguido de varios besos. Sube hasta mi cuello el cual besa y muerde mientras mi erección se hace más notable, si es que es eso posible. Mira mi sexo y ríe tocándolo.
-Después de 3 meses esta cosita va a dejar el banquillo.
-Pues que comience el partido.
-Has sido muy cruel ¿no crees?
-Solo un poco. –Agarra mi sexo.
-Mereces un castigo.
-Asumo las consecuencias.
Consigo soltarme y de un rápido movimiento me posiciono sobre ella. Paso mis manos por todo su cuerpo y la lleno de besos. Ella gime y enrreda sus manos en mi pelo tirando. Me levanto de la cama y ella me mira con deseo mientras saco un preservativo de la mesita. Me lo pongo y la penetro con fuerza. La beso para callar sus gritos o de lo contrario despertaremos a los niños.
-Más rápido. –Exige.
-Tus deseos son órdenes para mi.
-Daniel. –Grita.
-Escandalosa. –Río y beso cuello.
-Más fuerte. –Ruega.
-Rectifico lo que te dije antes, serán 2 semanas.
-Eso está por verse.
-No me provoques.
La embisto con fuerza varias veces más, nos dejamos llevar por el deseo y la pasión. Clava sus uñas en mis espalda y vuelvo a embestirla. Llegamos al orgasmo y la acuesto sobre mi pecho. Beso su cabeza y sonrío al escuchar su respiración, todavía muy agitada.
-¿Y bien? –Acaricio su brazo.
-Como amante eres insuperable, ahora entiendo tantas cosas.
-¿Por ejemplo?
-El porque tenías locas a todas las niñas del instituto.
-Puedo tener locas a miles de chicas que solo me interesa tenerte loca a ti, cariño. –Beso sus labios y se sienta en mi cadera.
-¿Listo para la segunda ronda? –Alza una ceja y sonríe con un preservativo en la mano.
-Contigo siempre, muñeca. –Confieso con la voz ronca.
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Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©
Teen FictionYovana es una adolescente de dieciséis años, alegre y muy risueña. Sus padres se divorciaron hace unos años y ella se fue con su padre a Barcelona, mientras que su hermana gemela; Zaira, se quedó en Sevilla con su madre. Antes de marcharse a Barcel...