DANIEL OVIEDO
Me levanto y mis amigos se acercan. Me preguntan por mi brazo y por el estado de Yovana. Su nueva Doctora sale y su padre se levanta. Zaira y su madre estan en la habitación.
-¿Ya le hicieron todas las pruebas?
-Aún quedan algunas pero ya tenemos el infomre de la ginecóloga.
-¿Y que salió? –Nos miramos.
-Su hija sufrió una violación múltiple, tal y como ella le explicó a la ginecóloga. ¿su hija era virgen? Se lo digo por que si lo fuera el daño hubiera sido mayor.
-Que yo sepa si, mi hija no tenía novio. –Asiente.
-Recuerdele que en una semana venga para hacerse la ecografía.
-¿Ecografía?
-Para descartar un posible embarazo.
La Doctora se marcha y echo la cabeza hacia atras. Mi madre me trae algo para comer pero niego, solo quiero verla. Me voy a volver loco en este hospital. Pasan las horas y la noche llega. Mi madre se marcha y junto a ella los padres de Yovana, Zaira quiere quedarse esta noche con su hermano. Bajo a la cafetería con mi hermano y me pido un café, la noche será larga.
-¿Por qué no te vas a descansar?
-No podría ni cerrar los ojos.
-¿Quieres hablarlo?
-No hay nada que hablar, me tiene miedo. Jamás voy a poder estar cerca de ella sin que me mire con miedo.
-No tiene que ser así. Lo que ha vivido no es fácil, tiene que superarlo y necesita nuestro apoyo en especial el tuyo.
-¿Y cómo lo hago? Ni si quiera puedo verla.
-Ven conmigo.
Pagamos y subimos. Caminamos hasta la habitación de Yovana, dos guardias estan afuera. Zaira sale y me hace un gesto para que entre, Jesus y ella se quedan afuera. Cierro la puerta y me acerco con cuidado de no despertarla. Por primera vez en días sonrío, es un ángel, a pesar de todos esas heridas que tiene. Acaricio su mejilla y comienza a moverse. Aparto la mano y me doy la vuelta.
-Lo siento, no quería despertarte.
-No pasa nada, ¿que hacés aquí?
-Necesitaba verte. –Confieso.
-Perdóname. –La miro.
-¿Perdonarte? –Asiente.
-Se que esto tampoco es fácil para ti y que también estás sufriendo con todo esto.
-Da igual como me sienta, aquí lo importante eres tu. –Niega.
-Daría lo que fuera por abrazarte, te lo juro pero no puedo. Al momento recuerdo todo y no puedo. –Solloza.
-No pienso rendirme. Lo haré me ganaré tu confianza de nuevo, tu cariño. Conseguiré que no me tengas miedo, que vuelvas a dejar que éste cerca de ti. Conseguiré que te enamores de mi por tercera vez.
-Mi vida puede ser un completo infierno, pero jamás dejaré de amarte.
-Todo va a salir bien, te lo prometo.
-Acercate.
La miro confuso pero ella asiente y me siento en la silla que hay junto a su camilla. Se sienta y al momento gruñe, quiero ayudarla pero si la toco se pondrá mal y probablemente me eche de la habitación. Me mira fijamente y comienzo a ponerme nervioso. Con miedo acerca su mano a mi mejilla y la acaricia. Sonríe y una lágrima sale de mis ojos, ella la quita y río.
-Voy a ponerme bien, por mi familia, por mis amigos pero sobre todo por ti, por que lo que mas deseo en este mundo es estar contigo. –Confiesa.
-Cuando desapareciste todo mi mundo se vino abajo. Te busqué por todos lados y no había rastro de ti. Afortunadamente encontré a Eric y el nos avisó.
-Ya me contaron lo que pasó, me alegro de que se salvara.
Hablamos un rato más hasta que una enfermera llega con su cena. Se marcha y me mira. Sonrío y agarro el tenedor, pincho un trozo de fruta y lo acerco a sus labios, ella se lo come y sonríe.
-Que nadie te robe jamás esa sonrisa.
-¿Por qué no te quedas conmigo esta noche? Digo si quieres claro. –Sonríe tímida.
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Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©
Teen FictionYovana es una adolescente de dieciséis años, alegre y muy risueña. Sus padres se divorciaron hace unos años y ella se fue con su padre a Barcelona, mientras que su hermana gemela; Zaira, se quedó en Sevilla con su madre. Antes de marcharse a Barcel...