DANIEL OVIEDO
Camino durante un largo rato y acabo cerca del estanque, un lugar bastante retirado. Tal vez debí escuchar lo que iba ha decirme o tal vez hubiera sido peor, seguramente me habría rechazado. Miro el reloj de mi muñeca y marca las 18:45 de la tarde, la reunión es a las 19:00. Mi móvil vibra de nuevo, no se cuantas veces me han llamado. Suelto un bufido ignorando la llamada y me siento en el suelo. Sé que no podré evitarlos toda la vida, pero si durante unas horas.
—Imaginé que estarías aquí. –Se sienta a mi lado y suspiro.
—La besé hermano, besé a Yovana. –Confieso y parece no sorprenderle.
—Lo sé; Zaira y ella estaban discutiendo en mitad de la calle porqué ella le prohibió volver ha verte. –Explica y abro los ojos de par en par.
—Tal vez sea mejor así, que cada uno siga por su lado. A fin de cuentas no somos nada, ni amigos si quiera, será fácil evitarla. –Mi gemelo posa una mano en mi hombro.
—Podrás engañar al resto, a ti mismo si de algo te sirve pero a mi no. Te gusta esa chica, ¿de verdad vas a dejar las cosas así? Vamos hermano, eres un Oviedo ¿recuerdas? Si te gusta ve por ella, sin importar lo que diga o piense el resto. –Cierro los ojos unos segundos y los abro de nuevo.
—Me temo que esta vez no será así. Yovana no es para mi y yo no soy para ella. Además recuerda que es una Montecarlo. –Finalizo.
—Y una Montecarlo jamás estará con un Oviedo. Ya es hora de acabar con esa estupidez. Me da igual lo que pasó en el pasado o lo que pueda pasar en un futuro, mi presente tiene nombre y apellido y no lo dejaré porqué en el pasado nuestras familias tuvieran problemas. –Se levanta y bufa.
—Sabes muy bien que esto no es cosa del pasado, ¿acaso ya olvidaste lo que sucedió hace unos meses? Fue duro para todos; para los Montecarlo, para nuestros padres, para ti, para mi y sobre todo para ella. –Finalizo con la voz entrecortada.
Me levanto y camino hacia delante dando por finalizada nuestra conversación. Es difícil hablar de algo que pasó hace tan solo unos meses, más estando cerca de todas las personas que sufrieron por ello. Caminamos hasta nuestra casa y entramos al salón, donde todos están reunidos y serios.
—¡Al fin! Pasar, os estábamos esperando. –Comenta nuestro padre, levantandose con los brazos cruzados.
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Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©
Teen FictionYovana es una adolescente de dieciséis años, alegre y muy risueña. Sus padres se divorciaron hace unos años y ella se fue con su padre a Barcelona, mientras que su hermana gemela; Zaira, se quedó en Sevilla con su madre. Antes de marcharse a Barcel...