Capítulo-75: "La vecina sin nombre"

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DANIEL OVIEDO

Apago la alarma y miro el despertador; 06:30. Me levanto de la cama y me doy una ducha para terminar de despertarme. Me pongo la ropa de deporte y me giro. Yovana duerme tranquilamente y no se como no se ha despertado con la alarma. Anoche se durmió tarde, debido a que nos pusimos a discutir. Voy al cuarto de los niños y les doy un beso a cada uno.

-Ten cuidado o los despertarás.

-¿Te desperté? –La sigo hasta la cocina.

-No, en media hora tenía que levantarme. –Prendo la cafetera.

-¿Quieres uno?

-No, mejor voy a ducharme. Tengo muchas que hacer hoy.

-Es Sábado.

-No eres el único que hace cosas un Sábado.

Se marcha a la habitación y suspiro.  Me termino el café y salgo del apartamento. Si, así es, al final terminamos comprando un apartamento y no una casa. Las puertas del ascensor se abren y salgo.

-Buenos días, vecino.

-Buenos días, vecina. –Reímos.

-¿Vas a correr? –Asiento.

-Y por lo visto tu también.

-¿Te importa si te acompaño?

-Claro que no, vamos. Por cierto ¿cuándo me dirás tu nombre?

-Pronto.

Salimos a la calle y comenzamos a correr. Su cara se me hace conocida, pero no logro recordar de que o de donde. Paramos en un parque y nos sentamos en un banco. Miro el reloj de mi muñeca; 08:00. Entramos en una tienda y compramos dos botellas de agua. Volvemos caminando y al entrar al edifico veo a Zaira junto al ascensor.

-Miren a quién tenemos por aquí. ¿Cómo estás?

-He tenido mañanas mejores.

-¿Pasó algo con mi hermano?

-Jesús es un santo.

-Mira ella es mi vecina, no se como se llama.

-Encantada, yo soy Zaira, su cuñada por partida doble.

-¿Partida doble? –Ríe.

-Soy la hermana de su novia y la madrina de uno de sus hijos.

-¿Tienes niños?

-Si, son hermosos.

Entramos al ascensor y seguimos conversando. Ella vive en el segundo, nosotros en el tercero. Cuando llegamos a nuestra planta Zaira se encamina con prisa hacia la puerta. Al entrar ella va directa hacia el moises, que está junto a la rinconera. Mi chica sale de la cocina con dos biberones y saluda a su hermana.

-Pensé que tardarías más. –Me mira.

-Necesito una ducha urgentemente.

-No quería ser grosera pero si, la necesitas y ya. No se como tu vecina no te lo ha dicho.

-¿Vecina? ¿Qué vecina? –Nos mira.

-Pues la que ha subido con nosotros en el ascensor.

-Es una vecina que vive en el segundo, me la encontré cuando iba de salida y salimos a correr juntos ¿algo más que añadir al interrogatorio?

-¿Sabes que? Mejor ve y date esa ducha pero con agua bien helada haber si se te pasa la tontería. –Carga a Stephan.

-Yo me encargo de Aitana, que te veo muy liada.

Decido no decir nada más y voy directo a la ducha. Echo toda la ropa al cesto y me meto en la ducha. Escucho ruidos en el cuarto, seguro que es Yovana. Salgo de la ducha y cojo una toalla, la pongo alrededor de mi cadera. Mientras me seco el pelo salgo del baño. Zaira esta de pie frente.

-¿Qué haces en mi habitación?

-Tu y yo tenemos que hablar muy seriamente.

-¿Y no podías esperar a que saliera?

-No, porque no quiero que mi hermana sepa de esta conversación.

-Tendrá que ser en otro momento, tengo prisa.

-Si, mi hermana ya me contó y sinceramente no me lo creí hasta que hablé con Jesús.

-¿Por qué de pronto desconfias de mi?

-Porque te conozco lo suficiente como para saber cuando ocultas algo y ahora estas haciéndolo. Además esa chica. –La corto.

-¿Todo esto es por qué me viste llegar con ella?

-Solo te voy a decir una cosa y espero que te quede bien claro; si te atreves a lastimar a mi hermana te juro que lo vas a lamentar.

Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora