Capítulo-79: "La verdad salió a la luz"

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DANIEL OVIEDO

Abro los ojos con dificultad debido a la luz del sol. Un fuerte dolor de cabeza me hace sentarme y observo todo lo que hay a mi alrededor. Como puedo me levanto de la cama y agarro toda mi ropa del suelo, incluyendo los bóxer ¿por qué estoy desnudo? Bajo con la camiseta en la mano, ya que esta manchada.

-Ya creíamos que no te levantabas.

-¿Dónde estamos? -Pregunto y miro a Luis, un amigo de la Universidad.

-En mi casa, te invité en varias ocasione pero siempre estabas ocupado con tu familia.

-Oh dios, Yovana. Debe estar preocupada y furiosa.

-¿Quién es Yovana? -Pregunta y busco mi móvil.

-Es mi mujer. ¿Dónde esta mi móvil?

-Estaba debajo del sofá, toma.

-¿Estas casado? –Pregunta el castaño, hora no recuerdo su nombre.

-Todavía no. Llevo varias sanas planeando como pedírselo pero no sabía como hacerlo. Hemos tenido muchas discusiones últimamente y ya dejé el tema a un lado.

-¿Te vas a casar? -Pregunta el rubio.

-¿Qué hace ella aquí? -Pregunto viendo a mi vecina.

-Es amiga nuestra y por lo visto tuya también, anoche estábais muy juntos.

Comienzo a atar cabos y me llevo la manos a la cabeza. No puede ser, oh dios mio que no sea eso por favor. Yovana jamás me perdonaría esto y yo tampoco, no podría vivir sabiendo que le he fallado. Todos van al salón menos ella, que se queda en la cocina conmigo.

-¿Qué fue lo que pasó?

-Había quedado con los chicos en un bar, pero cuando llegué ya estábais algo pasados de copas. Cuando se hizo de noche decidimos seguir con la fiesta y Luis nos ofreció su casa para seguir. He de decirte que la pasé muy bien gracias ati.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Sabes muy bien de lo que te estoy hablando, no te hagas el loco.

-Eso es imposible yo amo a mi mujer, jamas la engañaría.

-Pues anoche no lo parecía. ¿Cuanto hace que no te acuestas con ella? –Se acerca ami.

-Eso no te importa, ahora desaparece de mi vista.

Ella sale de la cocina y me tomo una taza de café, tengo que volver a casa. Escucho el timbre y Luís abre, lo se por que grita a los pocos segundos. El silencio reina en el salón y los gritos vuelven, entre ellos el de mi mujer. Corro hacia el salón y ahí está ella discutiendo con la arpía que tenemos de vecina.

-Eres un imbécil. –Me da una cachetada.

-¿Y esto por qué?

-Te marchaste ayer al médio día, no has dormido en casa ni tampoco has dado señales de vida. Te hemos buscado por todos lados, creyendo que te había pasado algo. Los niños no dejan de llorar por que su padre no les dió su beso como cada noche. ¿Te parecen pocos motivos?

-Tienes razon, lo siento. Debí avisarte, pero no estaba en condiciones.

-Asi que ti eres la mujer de Daniel, interesante. –Interviene Luis y la mira de pies a cabeza.

-Luis, aparta tus ojos de mi mujer o te juro que te arranco la cabeza.

-Pues elige una tio, no puedes tener dos mujeres, no es justo. -Salta el rubio.

-Me quedo con la morena. -Ríe el castaño.

-Te vas a quedar sin dientes que es distinto. -Lo amenazo.

-¿Dos mujeres? -Pregunta mi novia.

-Eso pasa cuando desatiendes a tu hombre, que tiene que buscar fuera lo que no tiene en casa. -Suelta la rubia.

Zaira entra como loca y se lanza sobre la rubia, ya sabía yo que no le caía bien. Mi hermano entra detrás y agarra a su novia quien tiene cogida del pelo a la chica. Yovana no dice nada, pero cuando su gemela revela su nombre, se lanza sobre ella. Todavía en sock agarro a mi mujer y la saco de allí.

-Te voy a matar. –Grita Yovana.

-Ya sabes donde encontrar. –Grita Sandra desde la puerta.

-¡Suéltame! –Niego.

-Estás muy nerviosa. Tiene que calmarte. –Golpea mis testiculos.

-Eso no es nada comparado con lo que tu me acabas de hacer. ¡Me ha puesto los cuernos y encima con Sandra!

-Déjame que te lo explique. –Me levanto.

-No quiero escuchar tus excusas. ¡Te odio! –Grita con la cara llena de lágrimas.

-¡Se acabo! –Grita mi hermano cogiendo a Zaira en brazos.

-¡Te voy a matar guarra! -Grita mi cuñada.

Mi gemelo la obliga a subir al coche y después de poner el seguro se acerca a nosotros. Los miro a los dos y Jesús le pregunta si irá con ellos, ella niega. Suspiro aliviado pero la forma en la que me mira me hace ver que esta destrozada. Subimos a mi auto, que no se como llegó hasta aqui y conduce hasta nuestto departamento.

-¿Y los niños? –Cierro la puerta.

-Los llevé muy temprano a casa de mis padres, teníamos que buscarte.

-Cariño, lo siento. –Ella se gira y le señala con su dedo índice.

-No tienes ningún derecho a llamarme así, no soy tu cariño.

-Por favor, escuchame. Yo no sabía quien era ella, mucha veces te dije que no sabía su nombre.

-Yo sabía que esa mujer me sonaba de algo, pero jamás imaginé que fuera ella esta muy cambiada. ¡Eres un idiota!

-Hazlo, insultame, golpeame, haz lo que quieras pero por dios no me dejes. –Sollozo.

-¿Hace cuanto que me engañas?

-Jamás te engañé, te lo juro.

-No te creo. –Agarro su cara.

-Solo te pido que me escuches.

-No puedo hacerlo. Me has mentido, me has echo daño y no solo a mi si no también a tus hijos. Ya no se trata de mi si no de ellos. ¿Cómo no me dí cuenta antes? Dios que estúpida soy.

-¿Entonce que hacemos?

-Supongo que iré a casa de mis padres.

-No es necesario, lo mejor será que me marche yo. –La suelto.

-Solo respondeme una cosa ¿la quieres? –Pego mi frente a la suya y susurro.

-Tu eres la única mujer a la que amo y amaré toda mi vida.

Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora