Capítulo-10: No Vuelvas Ha Tocarla.

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Daniel Fernández

Mis ojos se fijan en sus labios, pintados de color carmesí. Mis manos acarician su espalda desnuda y pego su cuerpo al mío. Ella intenta zafarse de mi agarre, pero es imposible ya que tengo mas fuerza que ella.

–¡Suéltala! -Grita y la suelto.

–Tranquila. -Río y golpea mi mejilla.

–¡No vuelvas ha tocarla!. -Me mira seria.

–No pasa nada, estoy bien. -La miro y ella aparta la vista.

Zaira agarra el brazo de su hermana y vuelven dentro. Suspiro y paso las manos por mi pelo ¿qué diablos hice? Joder, quise besarla a la fuerza. Después de esto dudo que quiera hablarme. Entro y busco a mi hermano, lo encuentro con unos amigos y al verme se aparta.

–¿Qué pasó? Zaira esta que hecha humo por las orejas. -Meto las manos en mis bolsillos.

–Estaba con Yovana, en el jardín. Trate de besarla a la fuerza. -Pestañea varias veces y me mira.

–¿Pero te has vuelto loco? Vale, no eres todo un romántico pero jamás habías hecho eso. -Muerdo mi labio.

–No se porque lo hice, te juro que solo pensaba en besarla. -Bufo.

–Te estas pillando por ella. -Ríe.

La reunión está por terminar y lo agradezco. Las gemelas nos evitan el resto de la noche y la gente comienza ha marcharse. Nosotros salimos con nuestros padres y subimos al auto sin decir palabra. Cuando llegamos a casa voy directo a mi cuarto, me tumbo boca-abajo en la cama y la puerta se abre.

–¿Qué te ocurre? -Cierra la puerta y me giro.

–Nada, solo estoy cansado y quiero dormir. Sal por favor -Alza una ceja riendo.

–¿Estás así por lo de Yovana? -Asiento.

–No debería afectarme tanto. Se que no estuvo bien, pero a fin de cuentas no la besé. -Se sienta en la silla.

–Gracias a Zaira que lo evitó. De no ser así habrías besado a Yovana a la fuerza. -Me siento.

–¿Tu crees que me odie? -Niega.

–¿Cuándo dejarás de hacerte el machito y admitirá que que esa niña te gusta? -Ruedo los ojos y ríe.

–Jamás, eso no es cierto. -Se levanta.

–Entonces déjala en paz. -Suspiro.

Tras ello sale de mi cuarto y me levanto de la cama. Lanzo la corbata y la americana sobre la cama. Me quito la camisa y voy al baño, suspiro frente al espejo.

–No me gusta, solo es gracioso molestarla, nada mas. -Sonrío.

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Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora