YOVANA MONTECARLO
El arbitro pita dando por finalizado el partido. Jesús junto a mi gemela se acercan al equipo. Tras el abrazo de grupo los chicos lanzan las camisetas y corro hacia mi chico. El me recibe con los brazos abiertos y un beso que me deja sin respiración. Cuando mis pies vuelven a tocar el suelo río y me abraza. Los tigres se acercan y Zaira agarra a Jesús para que no se eche sobre el delantero, por su culpa no pudo continuar.
-Te dije que ganaríamos. –Sonríe mirando al capitán de los tigres.
-¡Es imposible! –Grita y se acerca.
-Ya te lo dije. Yo si confío en mis amigos y no tengo que recurrir al sabotaje. –Agarra mi cintura.
-Nos volveremos a ver y os daremos una paliza.
-Eso ya se verá. De momento los que os volveis para casa sois vosotros.
-¡Dani! –Grita Sandra, saltando.
-La que faltaba. –Bufo y el ríe.
-Pero si tenemos aquí a la mamá del año. -La miro mal y ríe.
-¿Acaso no escuchas cuando la gente te habla? –Me acerco a ella y Dani me agarra.
-Si no fuera por ese mocoso que esperas Dani ya te habría dejado.
-Deja de decir estupideces. Yo estoy con ella por que la quiero, el que este esperando un hijo mio hace que la quiera mucho más. Asique por favor deja de mandarme mensajes, de llamarme y de presentarte en mi casa o en la de mis amigos. No quiero nada contigo.
-¡Idiotas! –Grita.
Ella se marcha echando humo por las orejas. Mientras yo sonrío de oreja a oreja, no voy a negar que Dani me hizo muy feliz con lo que dijo. Me abraza por la espalda mientras se lanza miradas con el capitán de los tigres. Ambos equipos se juntan y el de delantero suelta un comentario sobre mi hermana. Me acerco a el y le doy una bofetada.
-Agradece que no te dejo sin descendencia. -Dani me agarra.
-Ostias con la niña. –Se queja.
-Que sea una chica no significa que sea menos que tu. Haber si aprendes a respetar.
-Tranquila, que de eso ya me encargo yo. -Interviene Jesús.
-¡No! Jesús, déjalo. –Salta Zaira y lo agarra.
-¿Por qué? Mira que se la tengo guardada por lo de antes.
-Hermano, déjalo. Este imbécil no merece la pena. -Apoya Dani.
Media hora desoues nos quedamos solos, todos se han ido. Sus labios se mueven al ritmo de los mios. Me pongo se puntillas y sus manos siguen rodeando mi cadera. El gruñe y me coge por los muslos. Enredo mis manos en su pelo y me olvido de todo los demás.
-Será mejor que entremos.
-Si. –Me sonrojo.
-Te ves muy tierna cuando estas rojita.
-Mejor entremos o nos enfermaremos.
-Son cuatro gotas de nada. –Acaricio su torso.
-Si, pero te recuerdo que no llevas camiseta. –Río y muerde su labio.
-Ven.
Agarra mi mano y lo sigo. Río cuando me lleva al palco principal y me acorrala en el muro. El día que "nos declaramos" estábamos en el palco de nuestro instituto. Sus labios suben y bajan por mi cuello, me esta torturando.
-Tenemos que parar.
-Tu empezaste. –Acuso.
-Si seguimos puede pasar algo de lo que tal vez luego te arrepientas.
-¿Serías capaz de hacerlo aquí?
-¿Por qué no? Tiene su morbo.
-¡Cerdo!
Vamos al vestuario y recoge su mochila. Samuel me dice que se marchó con Jesús asíque Dani sube al auto.
-¿Te paso a recoger en un rato vale?
-¿Ha dónde vamos?
-A la fogata, aunque si no quieres podemos hacer otra cosa.
-¿De verdad te perderías la fogata por mi? –Asiente.
-Tampoco es nada nuevo.
-Habéis ganado, debes estár con tu equipo.
-¿Vendrás conmigo?
-Por supuesto.
-Llegamos. –Avisa Samuel.
Daniel besa mi labios y baja del auto. Samuel conduce hasta llegar a casa y tras saludar a mis padres subo a mi cuarto. Me doy un baño y me visto. Recibo un mensaje de Dani, esta en el salón.
-Eres un ángel.
-Y tu un demonio.
-¿Te gustan los malos?
-Tu no eres malo, pero tampoco eres un ángel. Definitivamente tengo el cielo ganado contigo.
-Huy lo que me ha dicho.
Me ataca con sus cosquillas y tras avisar a mis padres subimos a su moto, es la primera vez que me subo en una. El ríe y lo golpeo, no muy fuerte, no quiero morir. El acelera y suelto un grito, sigue riendo y llegamos al lugar. Solo los jugadores, animadoras y sus acompañantes son invitados a esta fiesta.-¿Qué hacen Los Tigres aquí?
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Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©
Teen FictionYovana es una adolescente de dieciséis años, alegre y muy risueña. Sus padres se divorciaron hace unos años y ella se fue con su padre a Barcelona, mientras que su hermana gemela; Zaira, se quedó en Sevilla con su madre. Antes de marcharse a Barcel...