Capítulo-13: "Redes playboys"

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YOVANA MONTECARLO

Suspiro cansada, llevo horas estudiando, y cierro mi libro de Matemáticas. Llaman a la puerta y cuando doy permiso mi hermana entra cerrando la puerta tras ella. Me mira sentada en mi cama y hace mueca de disgusto, todavía llevo puesto el uniforme.

—Yovana, ¿terminaste toda tu tarea? –Asiento y se levanta de la cama.

—Sí. ¿Vas a salir? –Asiente y entra en mi vestidor.

—Sí. Quedé con las chicas para ir por unos batidos y charlar un rato, ¿te apuntas? –Asiento y ella sonríe.

—Me convenciste con lo del batido. –Suelto una carcajada y ella baila.

—Cámbiate, salimos en cinco minutos. –Me levanto de la silla y cojo algo de ropa.

Me alisto y bajamos al salón. Mamá y nuestra tía conversan muy animadas en la sala, y Aida, nuestra prima, salta sobre mi. Nos despedimos de ellas y salimos por la puerta de cristal. El portero nos abre el portón y vamos hacia el parque, por suerte queda cerca de nuestra casa. Nos reunimos en una cafetería que hay frente al parque y nos sentamos en la terraza.

—No puede ser. –Mi gemela se tapa la cara con las manos dramatizando.

—¿Qué te ocurre? –Ríe mi prima cogiendo su batido.

—Es Zaira, cualquier cosa es motivo de drama. –Inés rie y mi hermana golpea su hombro sin hacer daño.

—¿Ya visteis quiénes están jugando en la cancha de fútbol? Mirad. –Junto las cejas y miro en esa dirección que mencionó Maria.

—Los gladiadores. –Rosa sonríe moviendo las cejas y suspiro.

—Oye, ¿no que los odias y que jamás caerás en sus redes de playboys?  –Nuria ríe cruzando los brazos.

—Ninguna de nosotras ha caído en las redes de esos playboys, pero hay que admitir que son muy atractivos. –Ruedo los ojos por el comentario de Nay y mi hermana bufa.

—¿Podemos dejar de hablar sobre ellos? Diós mío, ni que fueran el centro del universo. –Termino mi batido.

—¿Segura? –Pregunta Aida y asiento.

—Que extraño, se os veía muy amigos la noche de la fiesta en la playa. –Comenta Inés y trago saliva.

—¿Te gusta Daniel Oviedo? –Mis piernas comienzan a temblar y niego ante la pregunta de Rosa.

—No caigas en sus redes, te lo ruego. Si te llegas a enamorar de él jamás volverás a creer en el amor. –Pide Zaira.

Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora