YOVANA MONTECARLO
Despierto con un fuerte dolor de cabeza. Los ojos me pesan y me siento mareada. Miro a mi alrededor y escucho pasos. Estoy amarrada a una silla, de pies y manos. La puerta se abre y entran dos hombres, encapuchados y vestidos de negro. Uno de ellos se acerca a mi y me golpea, toso y escupo la sangre que sale de mi boca, creo que me rompió el labio.
-Tampoco te pases, es apenas una cría.
-¿Te callas o me desquito contigo?
-Solo digo que no te pases, se te puede ir la mano y entonces estaremos muertos.
-¿Quiénes sois? ¿Dónde estoy? ¿Qué queréis de mi?
-Cierra la boca o te la rompo.
-El jefe acaba llamar, llegará al amanecer.
-Todos abajo, tenemos que hablar antes de que llegue.
Los tres salen y miro a todos lados buscando una salida. La habitación es pequeña, tanto que da claustrofobia. No hay ventanas, ni nada. Uno de ellos entra con una bolsa y saca algodon y alcohol. Decido no preguntar nada, no se de que son capaces. Tras curarme el labio se marcha. Horas después vuelve el que me golpeó, lo se por la voz.
-Eres idéntica a tu hermana.
-¿Qué sabes tu de mi hermana?
-Más de lo que te imaginas.
-¡Responde! –Agarra mi cuello.
-Controla el tono de voz o te mando al panteón.
-¿Quién esta detrás de esto?
-Pronto lo sabrás. Esperaremos un par de días, tus familiares se volverán locos sin saber de ti.
-¿Qué es lo que queréis? ¿Dinero?
-Se acabó la charla.
Saca un rollo de cinta adhesiva y me tapa la boca. Refuerza los amarres de mis manos y pies. Saca una pistola de su espalda y la pasa por mi cara y cuello. Mi cuerpo tiembla y mi labio escuece. Dani ¿dónde estás? El me mira y arranca la cinta de mi boca. Grito y el ríe.
-Pensándolo bien vamos a charlar un rato. Cuéntame ¿superó tu hermana la muerte de su mocooso?
-¿Cómo sabes de su bebé? –Sonríe.
-De verdad que eres estúpida. Yo soy uno ellos.
-¿Tu secuestraste a mi hermana?
-Así es y ahora hemos vuelto, pero a por ti. –Toca mi muslo.
-¡No me toques! –Agarra mi cuello.
-Si quieres gritar dímelo y te arranco el vestido de niña fresa. De lo contrario te pongo la cinta y te meto un tiro.
Tras ello me tapa la boca de nuevo y golpea mi estómago. Cierro los ojos con fuerza y el se marcha. Las horas pasan y ya no se si es de día o de noche. La puerta se abre y al menos cinco hombres entran y me quitan las cuerdas para después tirarme al suelo y golpearme uno tras otro. Me cogen del pelo y golpean mi cara y mi estomago. Mi vestido blanco ahora tiene un color rojizo.
-Así aprenderás a no meterte donde no debes. –Ríe y me tira del pelo.
-Debiste obedecer pero no, la niña tenía que hacer justo lo contrario.
-Tu estancia aquí va a ser un infierno y no se podrá comparar con lo que vivió tu hermana.
-Contigo nos vamos a desquitar todo lo que no pudimos con ella. Se resistió mucho, el jefe la defendía y no pudimos tocarla.
-Tu no correrás con la misma suerte y vas a ser nuestra.
-Siéntete afortunada, cinco hombres para ti sola.
-Apuesto lo que sea a que Daniel ya se la tiró. Igual vamos a disfrutar contigo un ratito.
Estoy tirada en el suelo, abrazada ami misma. Golpe tras golpe, el dolor desaparece y todo se vuelve negro. Escucho tiros y gritos. Trato de levantarme ya que estoy tirada en el suelo y sin las cuerdas. Mi cuerpo no se mantiene en pie y caigo. Me siento en una esquina de la habitación y me abrazo ami misma para entrar en calor. De un momento a otro la habitación se volvió helada, tanto que podría morir congelada como si estuviera en una cámara frigorífica.
-Abrázame, Dani. –Sollozo.
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Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©
Teen FictionYovana es una adolescente de dieciséis años, alegre y muy risueña. Sus padres se divorciaron hace unos años y ella se fue con su padre a Barcelona, mientras que su hermana gemela; Zaira, se quedó en Sevilla con su madre. Antes de marcharse a Barcel...