YOVANA MONTECARLO
Sonrío al sentir su mano acariciando mi espalda bajo mi camiseta. Estamos tumbados en mi cama y mi cabeza está sobre su pecho. Con mi mano derecha acaricio su pelo y sonríe. Acerco mi rostro al suyo y dejo un corto beso en sus labios.
—Dani ¿has tenido novia alguna vez? Ya sabes, aparte de Zaira. –Muerdo mi labio.
—Novia, lo que se dice novia la verdad es que no. Jamás he tenido una relación sería del todo. –Acaricia mi mejilla.
—¿Ni si quiera con ella? –Suspira.
—Lo que hubo entre Zaira y yo fue algo extraño, no sabría como definirlo. –Asiento.
Cierro los ojos y de nuevo recuesto mi cabeza en su pecho. Las caricias en la espalda continúan, aunque la mano de Daniel baja un poco y queda cerca de mi trasero. Ríe y lo golpeo, sin fuerza, pero da un apretón a mi nalga y salto sobre el. Entre forcejeos, risas y besos robados acabo sentada sobre su cadera, con sus manos en mi trasero y su boca pegada a la mia.
—¡Yovana! ¿Qué significa esto? –Mi hermana grita y Dani suelta mi labio.
—Zaira. –Susurra Daniel y me siento en la cama.
—¡Cállate! ¿En que demonios piensas? Es una niña Daniel ¡una niña! –Me pongo en pie y ella se acerca.
—Zaira...yo, no se que decir. –Agacho la cabeza y suspiro.
—Con lo que he visto ya es mas que suficiente. Me has decepcionado, que lo sepas, no creía que fueras tan tonta como para caer en las redes de un Oviedo. ¡Eres una estúpida! –Grita.
—Ati lo que te da rabia es que el chico que me gusta sea el mismo por el que un dia tu sentiste amor, te da rabia ver que lo vuestro acabó y lo nuestro comienza. –Finalizo y me siento.
Zaira sale de la habitación tras cerrar de un portazo. Estoy sentada en la cama, con la cabeza entre las piernas. Siento unos brazos rodear mi cuerpo y sonrío, junto a el siento que todo saldrá bien. Alzo la cabeza y retira las lágrimas de mis mejillas, besa mi frente y me rodea con sus fuertes brazos.
—Tal vez fuí demasiado dura con ella ¿no crees? –Confienso y el me mira.
—Fuiste sincera. Hay veces en las que decir la de verdad cuesta, sabed que va a doler, pero es mejor eso a vivir creyendo algo que no es.
—Me quedaré aquí hasta que volvamos al hospital. Si bajo la discusión seguirá y no quiero eso. –Se levanta y agarro su brazo.
—Solo voy coger las tazas. –Ríe y me sonrojo.
Coje las tazas de la mesita y me pasa la mía. Agarro el portátil y Daniel se sienta con las piernas abiertas y la espalda pegada al cabecero. Me sitúo entre sus piernas y pongo el portátil sobre las mías. Buscamos "The Vampires Diaries" en Netflix, estoy enamorada de la serie y de Stefan, pero no decidle nada a Daniel o me matará.
—Yo estoy mil veces mejor que los Salvatore estos. –Suelta con chulería.
—En tus sueños, Stefan es insuperable. –Contesto para picarle.
—En mis sueños solo sales tu, no el moñas ese. –Ríe y rozo su nariz con la mía.
—En mis sueños también sales tu y mis sueños normalmente se hacen realidad. –Sonríe y aparta el portátil.
—¿Soy tu sueño? –Asiento.
—Eres mi sueño, mi reto, mi mala influencia y mi enigma. –Respondo y frunce el ceño.
—¿Enigma? –Asiento.
—Si. Por más que trato no consigo saber todo de ti y eso me fastidia pero a la vez me gusta, porque te hace misterioso. –Confieso.
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Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©
Teen FictionYovana es una adolescente de dieciséis años, alegre y muy risueña. Sus padres se divorciaron hace unos años y ella se fue con su padre a Barcelona, mientras que su hermana gemela; Zaira, se quedó en Sevilla con su madre. Antes de marcharse a Barcel...