Capítulo-49: "Culpable"

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DANIEL OVIEDO

Cierro la puerta detrás de mi y un nudo se forma en mi estómago. Observo cada rincón de su habitación, cada detalle. Sonrío al recodar lo que sucedió hace apenas unos días en este mismo cuarto. Miro la cama y agarro un osito de peluche que tiene, huele a ella. La puerta se abre y suspiro de alivio, es mi hermano.

-No es bueno que estés aquí. Este sitio mas que ningún otro va a hacer que la recuerdes.

-Fue en esta cama.

-¿Qué estas diciendo? –Se acerca.

-Hicimos el amor, en esta cama.

-¿Ella era virgen? –Asiento.

-Fue increíble. De verdad no te imaginas la sensación que fue tenerla entre mis brazos, con esa hermosa sonrisa y diciéndome "te quiero" sin ella ya no soy nada. –Confieso.

-Estas enamorado hasta las trancas.

-De eso que no te quepa la memor duda hermano, si antes la quería ahora la amo. –Sonrío.

-Cuando todo esto se acabe debes hablar con ella. Ahora ya sabes lo que pasó entre vosotros, al menos lo que tu me contabas. Supongo que ella tendrá muchas cosas que contarte y que yo no sé. –Dejo el peluche.

-De corazón te agradezco que me contases la verdad, nadie quería hacerlo.

-Ella no quería que sufrieras, fue una promesa.

Salimos de la habitación y bajamos al salón. Todos van al comedor, menos yo, que voy al jardín. Juego con el cachorro un rato hasta que nana lo llama para darle comida. Me siento en el escalón y saco la pulsera, ahora entiendo muchas cosas. Rato después entro, están en el salón. Mi madre me dice que coma pero me niega, el móvil de mi padre suena y sale corriendo hacia el despacho de su amigo.

-¿Por qué salió de esa manera?

-Serán cosas del trabajo. -Responde mi madre.

-Me dijeron que Eric sale esta tarde del hospital, pero tiene que estar en reposo al menos un mes. -Asiento.

-Me alegro de que se salvara, es buen tipo.

Rato después sale a paso rápido de la casa. Miro a mi madre que esta tan sorprendida como el resto. La policía se presenta para informarnos como va la búsqueda ¿y sabéis que? ¡no tiene nada! Mientras ellos están paseándose ella corre peligro. Me asomo a la ventana, mi padre todavía esta afuera. Salgo y me escondo entre los arbustos.

-¡Sois unos incompetentes! ¿Cómo se os pudo escapar? Pero que si solo es una cría. Además si no come ni nada estará muy débil. ¡No más palizas! Como se os valla la mano os mato yo a vosotros. Necesito a esa niña viva, al menos por ahora. ¡Me da igual si te la quieres tirar o no!  Pero no lo mates, esta noche iré. Si, a las 23:00 estaré allí.

Cuelga y tras murmurar algo entra de nuevo a la casa. Trato de asimiliar lo que acabo de escuchar y me siento en el césped. No puedo creer que mi propio padre este detrás de todo esto. ¿Será ella o estoy empezando a imaginar cosas? Mi hermano sale h se acerca ami.

-¿Te pasa algo? Estas pálido.

-Creo saber quien está detrás del secuestro de Yovana. –Trago saliva.

-¿Quien? ¡Habla hermano!

-Papá. Acabo de escucharlo hablar por teléfono. Decía que no había comido, que le habían dado palizas, que escapó, pero la atraparon. Ha sido el y lo voy a matar.

Entro a la casa dispuesto a enfrentarlo pero mi hermano me retiene y me saca de allí. Si lo enfrento estará prevenido y podría hacerle algo. Lo mejor será pillarlo por sorpresa. En la tarde volvemos a nuestras casa con nuestros padres. Subimos a mi cuarto e ideamos un plan hasta que llega la hora y el baja al garaje. Yo voy a su despacho y abro la caja fuerte, donde tienen varias armas y cojo dos pistolas. Guardo ambas en mi espalda y subo al auto. Sin que se de cuenta lo seguimos.

-¿Te has vuelto loco?

-Para nada, estoy muy cuerdo. –Saco las pistolas.

-¿Qué haces con esas pistolas?

-¿Pretendes ir desarmado? No sabemos a que nos enfrentamos.

-Es nuestro padre, no nos haría daño.

-Hay veces que eres muy inocente.

-¿Crees que le hayan echo algo? Ya me entiendes.

-Por el bien de todos espero que no. Si le han echo algo que vayan rezando un padre nuestro, porque esta noche se van todos para el panteón.

-¿Todos? ¿Incluye a papá?

-Con el no se que voy a hacer. Pero si la ha tocado no me va temblar el pulso para dispararle, sea mi padre o sea quien sea. Ella esta primero que nadie.

Después de una hora llegamos al lugar. Es como una fabrica de helados abandonada.

-Llegó la hora.

Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora