Capítulo-50: "¿Cómo pudiste hacerme esto?"

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YOVANA MONTECARLO

Lloro sentada en un rincón mientras ellos se visten. Es lo mismo todos los días, desde que llegué. Miro mi vestido echo añicos tirado en el suelo y mi ropa interior que va por el mismo camino. Uno de ellos se acerca y me agarra del pelo, ya no tengo fuerzas, ni para poner resistencia. Golpea mi estómago y caigo al suelo. Los cinco salen y como puedo me visto. Rato después entran y me llevan a otra habitación. Me atan de pies y manos a una silla. Me vendan los ojos y me tapan la boca.

-Después tu y yo nos vamos a divertir otro ratito. –Toca mi muslo.

-¡Hey! No seas tan espabilado.

-Además yo creo que le gusta mas en grupo ¿verdad? –Sollozo.

-¡Deja de llorar joder! –Me pega.

-El jefe esta aquí. –Me quita la cinta y se alejan.

-Espero que la hayais tratado como se merece. –Ríe.

-Esta mas que lista jefe. –Me quita la venda.

-¿Juán Carlos? –Digo al borde de las lágrimas.

-Cuánto tiempo sin vernos. –Se acerca.

-No puedo creer que tu estés detrás de todo esto. ¡Eres amigo de mis padres!

-Claro que somos amigos, pero tenemos algunas cosas pendientes y gracias ati es que voy a poder vengarme.

Todos salen y nos quedamos el y yo solos en la habitación. Ríe y saca una pistola, de su espalda. La pasa por mi cuello y luego la pone en mi frente. Presiona el arma pero no dispara y la guarda de  nuevo. Toca mi cara y se acerca, giro la cara y el beso acaba en mi mejilla. Agarra mi cara con fuerza y lágrimas salen de mis ojos.

-Con mi hijo bien que te revuelcas a escondidas ¿creías que no me iba a enterar? Conozco a mi hijo, se cuando se tira a alguien mas si yo conozco a la niña. ¿Por qué lo haceis todo tan difícil? –Me suelta.

-¿Por qué me haces todo esto? Yo no hice nada. –Lloro.

-Tal vez tu no, pero tu padre si. Supongo que tu madre te contó la história.

-Ella me dijo que todo terminó bien.

-Eso es lo que ellos creen, en verdad se la tenía guardada. Por eso maté a tu tía y luego me casé con Eva.

-¿Qué va a pasar conmigo? –Toca mi brazo y ríe.

-Aun no lo se. De momento te vas a quedar aquí, bajo el cuidado de mis hombres ¿te lo estás pasando bien con ellos?

-¿Por qué no me matas y ya? –Chillo.

-¿Prefieres morir? –Asiento.

-No soporto un segundo más aquí, junto a esos hombres. –Lloro.

-Si fuera mi hijo no te quejarías nada.

-¡Pero yo amo a Daniel! –Grito.

Me propina un fuerte golpe en el estómago, no creo que pueda aguantar mucho más. Me quita los amarres y me levanta. Me arranca lo poco que queda del vestido y me ata las manos por encima de la cabeza. Se sube encima de mi y pataleo. Mi cuerpo ya no tiene fuerzas para pelear. Se quita los pantalones y trato de quitarlo pero no puedo. Su cuerpo esta pegado al mio y con las manos amarradas trato de empujarlo pero no puedo. La puerta se abre de golpe pero no veo quien.

-Dani. –Grito entre lágrimas.

-¡Quítale las manos de encima! –Le apunta con el arma.

-¿Qué haces tu aquí? –Se levanta.

-Te voy a matar. ¿Cómo demonios has podido hacerme esto esto? ¡Soy tu hijo! –Se acerca.

-Tenía que vengarme y créeme si no llegas a interrumpir habría penetrado a tu novia. –Ríe.

Juan Carlos se acerca a mi y me coge del pelo, estoy de rodillas frente a ellos. Daniel sujeta el arma y sigue apuntando a su padre. Jesús entra con otra pistola y lo apunta. Juan Carlos saca el arma y los apunta.

-Suéltala. –Ordena.

-¿Serías capaz de dispararle a tu propio padre solo por salvar a esta estúpida? –Tira de mi pelo.

-Si no la sueltas dispararo. –Amenaza.

-No serías capaz. –Le reta.

-Dani, no lo hagas. No merece la pena, de verdad.  –Suplico.

-¡Cierra la boca estúpida! –Me golpea.

Daniel dispara y el grita tirado en el piso. Comienzo a ver borroso y Jesús apunta a su padre. Lo miro le han disparado en la pierna. Daniel se acerca ami pero me alejo, no se por que lo hago.

-Tranquila. Hey, soy yo, Dani. No voy ha lastimarte.

-No te acerques. ¡No lo hagas! –Grtio entre lágrimas.

-Esta asustada. Quien sabe que habrá vivido estos días. -Suelta Jesús.

-Pero si la ha pasado muy bien. Pregúntale a mis hombres, se los ha tirado a todos, incluido Sergio.

Jesús mira su padre, que coge el arma y dispara. Cierro los ojos y al abrirlos desearía no haberlo echo.

-¡Dani! –Grito.

Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora