YOVANA MONTECARLO
Escucho gritos en el salón y me levanto. Me pongo la ropa interior y agarro la camiseta de Dani, la cual me llega por las rodillas. Salgo al salón a tiempo de ver como mi hermana alza la mano para cachetear a Dani. Me meto por medio y agarro su brazo. Jesús lleva a los niños al cuarto.
-Ni se te ocurra. ¿Te has vuelto loca?
-Pensaba que este imbécil te había echo algo.
-Punto uno; solo yo puedo llamarlo imbécil, punto dos; no tienes derecho a cachetearlo y punto tres; me ha echo el amor ¿acaso eso es un delito?
-¿Cómo que te has acostado con el?
-¿Acaso no puedo?
-Hace unas horas estabas que lo matabas y ahora te acuestas con el. ¿Eres tonta?
-¿Por qué te molesta tanto? Daniel y yo somos pareja, tenemos dos hijos y nos amamos ¿que hay de malo?
-Bueno ya basta, se acabó.
-No quiero que sufras solo es eso. Yo creía que Daniel te había engañado.
-¿Acaso mi hermano no te ha explicado?
-Lo intenté y me lanzó una chancla, y luego y otra, así hasta vaciar su armario.
-Serás agresiva. –Río y Daniel besa mi mejilla.
-¿Por qué no os quedáis a comer?
-Eso esta echo. Nosotros cocinamos.
-Antes iré a cambiarme.
-No tardes.
Ambos hermanos desaparecen del salón y nos echamos a reír. Hay momentos en los que mi hermana puede ser muy protectora, agradezco que se preocupe por mi pero no tiene que meterse en mi vida intima. Vamos al cuarto de los niños y lleno a mis hijos de besos, los extrañaba.
-Lo siento, no debí comportarme así.
-Esta situación no es fácil para nadie.
-¿Os habéis reconciliado? –Ríe y hace muecas raras.
-¿Tu que creés?
-A juzgar por tu cara y tus pintas yo diría que la reconciliación fue muy fogosa.
-Con el siempre es así salvaje, intenso, duro y fogoso, pero al mismo tiempo dulce, tierno y lento. –Sonrío.
-Si, Dani es muy intenso en ese aspecto. Perdona, no debí decir eso. Lo siento. –Niego y dejo a Aitana en su cuna.
-Vosotros tuvisteis una historia y eso no se puede borrar lo sé y lo respeto, solo te pido que trates de controlar esos comentarios. –Asiente.
Lo siento.
-¿Puedes dejar a los niños en el parque? Esta en el salón. Yo voy a ducharme.
Ella asiente y lleva a los niños hacia el salón. Voy a mi habitación y sonrío al ver la cama, Dani ya cambió las sabanas. Entro al baño y me deshago de la ropa. Abro el grifo de la ducha y doy un saltito al sentir su cuerpo pegado al mio.
-¿Qué haces aquí? –Río.
-Lo mismo que tu, ducharme. –Besa mi hombro.
-Nuestros hermanos están en el salón y nuestros hijos también. –Me giro.
-Yo solo vine a ducharme, aunque si insistes podemos repetir lo de hace un rato. –Muerde mi oreja.
-¡Cerdo! –Río y beso su nariz.
-Pero si te encanta.
-No dije lo contrario, pero no es el momento.
-Tu te lo pierdes.
El sale de la ducha y aunque me muera de ganas por decirle que vuelva no lo hago. Termino de ducharme y me cubro con una toalla. Salgo del baño y agarro con fuerza la toalla. Daniel está desnudo, solo lleva puesto un bóxer blanco. Pasa por mi lado mientras se toca el pelo y muerdo mi labio. Vuelvo al baño y ríe.
-¿Qué haces aquí?
-¿Sigue en pie la propuesta?
-Contigo, siempre.
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Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©
Подростковая литератураYovana es una adolescente de dieciséis años, alegre y muy risueña. Sus padres se divorciaron hace unos años y ella se fue con su padre a Barcelona, mientras que su hermana gemela; Zaira, se quedó en Sevilla con su madre. Antes de marcharse a Barcel...