DANIEL OVIEDO
Acaricio su mejilla y ella sonríe, una sonrisa tímida. La miro a los ojos y por unos segundos vuelvo a ver la ternura y la inocencia en su mirada. Sus manos acarician mi abdomen y muerde su labio. Río y acerco mi cuerpo al suyo, despacio para no asustarla. Acaricio su cuello con mi nariz e inspiro su olor. Ella ríe y enrreda su mano en mi pelo. Dejo unos besos cortos en su cuello.
-¿Tienes miedo?
-Contigo a mi lado nunca.
-¿Entonces por qué tiemblas?
-Porque me pones nerviosa.
-¿Te pongo? –La miro y se sonroja.
-¡Guarro! –Ríe y le saco la lengua.
-Seré todo lo que tu quieras pero no puedes negar que estas coladita por mi. –Aparto el pelo de su cara y ríe.
-Y tu por mi, aunque lo niegues.
-¿Quién dijo que yo lo niego? Estoy completamente enamorado de ti, me tienes loquito morena. –Confieso.
Pongo mi nariz sobre la suya y ella ríe nerviosa. La miro a los ojos y una sonrisa se forma en sus labios. Sus manos acarician mi torso y con mi brazo libre rodeo su cintura. Rozo mis labios con los suyos y ella cierra los ojos. Despacio junto mis labios con los suyos. Unidos como un puzzle, sus labios con los mios, su lengua juguetona con la mía y sus manos enrredadas en mi pelo hacen que algo dentro de mi estalle. Sus manos acarician mis brazos, mi torso y de nuevo se enrredan mi pelo.
-Lo siento, no debí hacerlo.
-¿Por qué no? Fuí yo quien te lo pedí y en ningún momento te rechacé.
-¿Sentiste miedo, asco, algo?
-Sentí cosas, pero cosas buenas muy buenas. –Sonrío.
-¿Entonces me dejarías besarte otra vez..? –Ríe y pestañea.
-¿Por qué en vez de preguntar mejor no lo compruebas? –Sonrío.
Beso sus labios de nuevo, con ganas, ansia, deseo. Un beso que demuestra cuanto nos hemos extrañado y cuanta falta nos hacíamos el uno al otro. Me separo, ella me mira preocupada y me quito el cabestrillo.
-A la mierda el cabestrillo. –Gruño.
-Te vas a lastimar.
-Pero tu serías mi enfermera ¿a que si?
-Por supuesto.
-¿Ves? Son todo ventajas. Tendría una hermosa y sexy morenita como enfermera. Que me cuide y mime las 24 horas.
-¿Te parezco sexy?
-Demasiado sexy. –Digo con voz ronca.
-En este momento lo normal debería ser que estuviera temblando, con ganas de tenerte lejos y llorando. Pero solo tiemblo de lo nerviosa que me pones, y las ganas que tengo son de besarte y tenerte cerca. Y que si lloro sea de felicidad. –Confiesa.
-No sabes cuanto te extrañé, mi morenita. –Beso su nariz.
-Ya se que Jesús te contó todo pero ¿has recordado algo? –Asiento.
-Cada vez que estaba contigo recordaba algo de todo lo que vivimos y cuando te he besado todo ha venido de golpe.
-¿Entonces? –Sonríe.
-No te vas a librar de mi. –La abrazo.
Alza la cabeza y ríe mostrando sus dientes. Beso su frente, su nariz, su mandíbula, su cuello y por último sus labios. Ella ríe y eso es más que suficiente para saber que muy pronto volverá a ser la de siempre. La hago que se siente en la camilla, lleva mucho rato de pie y necesita reposo. Con sus finos dedos repasa los cuadritos de mi abdomen o como ella dice "tableta de chocolate" y ríe al recordar algo.
-¿Sabes? Cuando quieras puedes volver a colarte en mi habitación, pero antes avísame no me des otro susto. –Muerde su labio.
-No debiste hacer eso.
-¿Por qué no? –Susurra y vuelve a morderselo.
-Por que estamos en un hospital y tu todavía tienes que recuperarte.
-¿Es una advertencia?
-Mas bien un adelanto de lo que sucederá cuando estés completamente recuperada.
Lágrimas salen de sus ojos y me asusto ¿dije algo? Hay no, demasiado bien iba, ya metí la pata. Me siento a su lado y ella se abraza ami. Acqricio su espalda y me mira.
-¿Que pasará si nunca supero lo que ha pasado?
-Lo harás, ya verás que si.
-¿Y si no pasa? ¿Y si jamás puedes tocarme de esa manera? –Solloza.
-No pienses en eso ahora. –Acaricio su brazo.
-¿No te doy asco? -Niego.
-Después de todo lo que ha pasado te veo más linda, más fuerte y más valiente. Eres toda una guerra mi amor. –Llora.
-Perdóname estoy muy sensible. –Río y beso si frente.
-Vamos a luchar juntos.
-Juntos.
-Daría lo que fuera por que ese bebé fuera mio.
-Todavía no se si estoy embarazada.
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Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©
Teen FictionYovana es una adolescente de dieciséis años, alegre y muy risueña. Sus padres se divorciaron hace unos años y ella se fue con su padre a Barcelona, mientras que su hermana gemela; Zaira, se quedó en Sevilla con su madre. Antes de marcharse a Barcel...