Capítulo-35: "Somos Fuertes"

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JESÚS OVIEDO

El policía baja y dos auxiliares suben a la ambulancia con rapidez, y se marchan. Mis padres van con el policía, tienen que identificar el cuerpo. Yovana llora sin cesar mientras su madre la abraza. Zaira se acerca ami y me abraza.

-Dime que esto es una pesadilla, por favor. Mi hermano no puede estar muerto.

-Dudo que el agente se haya equivocado.

-¿Qué voy a hacer sin el?

-Se que será difícil, pero solo puedo decirte que voy a estar contigo.

Mis padres llegan y Yovana se pone en pie. Miro a mi madre y niega. Algo dentro de mi se enciende, tal vez la esperanza de que no sea mi hermano. Mi padre nos explica que el cuerpo esta totalmente carbonizado, no pudieron reconocerlo.

-Otro agente irá al hospital e identificara a la persona que se llevaron en la ambulancia.

-¿Eso quiere decir que Dani podría estar vivo? –Se miran.

-Tenemos que ir al hospital. -Afirma Yovana.

-Tu no vas a ir, mira en que estado estas. -Suelta su gemela.

-Voy a ir, quieras o no. Necesito saber si Dani esta vivo o no. -Responde.

Yovana sube al coche con su madre. Zaira me abraza para ir con ellas. Subo al auto y mi padre conduce hasta el hospital. Rezo y pido en silencio por que mi hermano este vivo, por poder verlo de nuevo. Sin el mi vida no tiene sentido, es mi otra mitad y sin el no soy nada. Cuando llegamos el agente sale de una habitación.

-¿Son los familiares del paciente? -Mi padre da un paso al frente y suspira.

-En realidad no lo sabemos. Nos dijeron que tenían que identificarlo el cuerpo del otro chico no pudo reconocerse.

-Entiendo. ¿Podría pasar alguno de ustedes y verificar si es su familiar?

La madre de Yovana se acerca a una enfermera y le pide un calmante. Zaira esta junto a su hermana quien esta sufriendo una crisis de nervios. Mis padres se miran entre ellos y doy un paso al frente. Ambos asienten y acompaño al policía. Lo sigo hasta una sala mas grande, giro a la derecha y frente ami una enorme cristalera. Lágrimas brotan de mis ojos, sin pensarlo dos veces entro y me acerco a la camilla.

-Los Oviedo somos fuertes, somos guerreros, somos grandes y tu hermano no ibas a ser menos. Sabía que no me ibas a dejar solo. –Sollozo y agarro su mano.

Dos Almas Y Un ¡Te Odio! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora