Capítulo 34: Shen el dragón.

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Shen se topó con aquella sombra una vez más, se detuvieron el uno frente al otro y la sombra extendió su brazo.


—Veo que regresaste niño, sabía que me necesitarías.


—¡Silencio! No quiero nada de ti, sólo vine por lo que es mío —respondió Shen fríamente.


—¿Tuyo? Querrás decir nuestro —respondió burlándose.


—Lo que sea. ¡Ahora muévete!


—¡Que rudo! —dijo la sombra aún burlándose.


Extrañamente para Shen, la sombra se hizo a un lado sin esfuerzo, Shen pasó de largo y la dejo atrás.


Seguido de un aumento masivo de poder mágico, el cuerpo de Shen empezó a sufrir un cambio muy drástico. Su altura aumento hasta los dos metros aproximadamente, las escamas negras en sus brazos crecieron hasta más arriba del codo, sus colmillos crecieron aún más, dejándose algunos visibles incluso con la boca cerrada, la pupila en sus ojos dorados se volvió vertical y más salvaje que nunca. Sus pies al igual que los brazos, se cubrieron de escamas hasta la rodilla destrozando su calzado, su pecho y hombros aumentaron su tamaño en proporción al cuerpo, su cabello creció casi hasta los hombros. Ahora, dos cuernos color dorado apuntando hacia atrás adornaban su cabeza, como una corona. Dos largas alas se desplegaron y una larga cola llena de escamas se sacudía a su espalda.


La pelirosa quedó boquiabierta sin poder articular palabra alguna en cuanto vio la transformación de Shen, el dragón la observó fijamente un momento antes de hablar.


—Dime Elizabeth —dijo la voz de Shen más grave que nunca. ¿Me tienes miedo ahora?


El polvo se asentó y todos fueron capaces de ver la nueva forma de Shen, Natsu quedó tan impactado que dejó de atacar la red, Erza era la más sorprendida, al estar más cerca, no sólo veía el cambio físico, si no el incremento masivo de poder en el mago, o en todo caso, el dragón. Antes era elevado para alguien tan joven, pero ahora, era casi irreal. La pelirosa tragó saliva y observó detenidamente a Shen, se acercó a él con calma y tocó su espalda.


—¿Q-qué te ocurrió? —preguntó dudosa.


Shen dio media vuelta y tomó a la pelirosa del rostro, acercó el suyo y la observó con aquellos ojos dorados tan hermosos y brillantes como intimidantes y bestiales.


—Son mis escamas de dragón, esta es mi verdadera forma, este es Shen el dragón fantasmal. ¿Soy aterrador o no?


—¡ESTA INCREÍBLE! —gritó la Elizabeth con brillo en los ojos.


La respuesta de Elizabeth desconcertó por completo a Shen. El dragón esperaba una reacción de miedo o desagrado, pero no, en lugar de eso, la pelirosa daba vueltas alrededor suyo inspeccionando cada rincón de su nueva forma.


—Oye, oye. ¿Puedes volar? Papá dijo que todos los dragones podían volar.


—¿Volar? Si supongo.


Shen extendió sus dos enormes alas color negro desde su espalda, las batió un poco creando una corriente de aire lo suficientemente fuerte para que Elizabeth se cubriera el rostro. Contempló la apariencia de su compañero con asombro un momento, luego se acercó y acarició gentilmente su rostro.


—¡Lo sabía!—exclamó ella. Te ves diferente por fuera, pero sigues siendo el mismo por dentro.


Las palabras de Elizabeth llegaron justo al corazón de Shen, sus palpitaciones aumentaron tanto sólo por ver a la pelirosa frente a él, esbozó una sonrisa y...

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