Capítulo 38:¡Voy a comerte!

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Advertencia, este capítulo contienen una escena más subida de tono, no cuenta con gran explicites pero, los que no tengan gusto por ese tipo de momentos, pueden terminar el capitulo cuando vean este signo: ///. No afecta el desarrollo de la historia. ¡Saludos!



—¿E-eres tu... Shen?


El piso bajo Elizabeth empezó a moverse bruscamente y comenzó a elevarse superando el nivel de la neblina. Detrás de la pelirosa, una larga cola con punta en forma de tridente y algo de pelo blanco se sacudió al mismo tiempo que las alas a los extremos se hacían cada vez más visibles. Delante de ella, un camino de escamas totalmente negras comenzó a emerger hasta mostrar una melena blanca y un par de cuernos dorados. A Elizabeth no le quedaba duda alguna, se trataba de un dragón, un enorme y poderoso dragón como los de las historias que le solía contar Natsu de pequeña.


La melena delante suyo se sacudió un poco y luego dio la vuelta lentamente. La mirada de Elizabeth se cruzó con el ojo izquierdo de la gran criatura, su cabeza era roma y redondeada, totalmente negra en la parte superior y blanca en la inferior, dos cuernos saliendo desde la parte trasera de la frente y una melena de cabello blanco en la nuca. Su ojo era inmenso, casi del tamaño de Elizabeth, color dorado, un intenso y retador dorado. La bestia inhaló y exhaló con fuerza sacudiendo todo su cuerpo, el movimiento hizo perder el equilibrio a la pelirosa cayendo de rodillas, la joven sonrió y levantó la mirada con una sonrisa.


—¿Sigues intentando asustarme? —preguntó ella.


La pupila dentro del ojo se contrajo y la cola en forma de tridente atrapó a Elizabeth, arrastró a la joven por el camino de escamas y la levantó hasta hundirla en la neblina desde el lado derecho. El movimiento fue tan veloz que la pelirosa no fue capaz de evitarlo, luego, la cola volvió a subir por el lado izquierdo y regresó a la joven a su lugar. Quedó despeinada y paralizada, intentando aguantar las ganas de gritar.


—Bien, lo reconozco, casi lo lograste.


El dragón se burló y luego hizo un rápido giró sobre si mismo, la pelirosa se agarró con fuerza mientras la bestia hacía su movimiento. Cuando regresó a su posición inicial, Elizabeth ya estaba temblando como niño, el dragón se movió otra vez con intención de hacer otra pirueta.


—¡Esta bien, está bien! Lo acepto, tengo miedo, mucho miedo. Así que ya no te muevas más por favor —suplicó la joven.


—¿Fue difícil? —habló la criatura con vos ronca.


—¡Maldición! No importa que forma tengas, siempre eres el mismo, siempre tratándome como una niña.


—Y lo seguiré haciendo mientras me des razones.


—Creí que no podías transformarte a la ligera.


—No puedo, es una regla. Pero ya rompí todas las otras. ¿Qué más da? Será nuestro secreto.


—¿Por qué me trajiste aquí? —preguntó Elizabeth dudosa.


—¡Voy a comerte! Obviamente —respondió Shen bromeando.


—Hablo en serio Shen. ¿Qué hacemos aquí? —dijo algo irritada.


—¿Querías tocar una estrella no? —respondió con calma. No puedo llevarte hasta allí, pero puedo acercarte lo más que sea posible.


Shen descendió con lentitud hasta dejar por arriba de ellos la neblina, Elizabeth se asomó por un costado y puso una gran expresión de asombro. Estaba volando, muy por encima del suelo, las luces de los hogares eran pequeños puntos brillantes y muy lejanos, volteó hacia arriba y descubrió la identidad de la extraña neblina.

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