Capítulo 84: Mala suerte.

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¡Uff! Ya casi, falta muy poco para que los secretos del protagonista sean descubiertos. Gracias a todos por leer hasta aquí. ¡¡Saludos!! 



—¡Que mala suerte! —exclamó Mavis desanimada —. Ya se enteraron.

—Si —respondió Zefer, quien se encontraba sentado a su lado sobre los techos de Magnolia —. Y no de la mejor manera.

—Sabía que debió contar todo desde el principio —Mavis mordió su labio al sentirse impotente —. Ser honesto siempre es lo mejor.

—No es tan fácil Mavis —replicó el mago oscuro —. El chico creció aprendiendo que debía desconfiar de todos y de todo. ¡Él tiene miedo!

—¿Miedo? ¿A qué le temería?

—No es humano, tampoco es dragón. No es un rey, pero está destinado a la grandeza. Es consciente de su poder, pero en el fondo no lo puede aceptar.

—¿Cómo puede temerse a si mismo? Esa oscuridad es parte de él, lo hace diferente al resto, lo hace especial.

—A veces lo especial es malo. A sus ojos esa oscuridad es una maldición.

—La oscuridad no es ni buena ni mala, sólo es oscuridad —exclamó Mavis con seguridad en el rostro.

—No todos tienen tu mente clara y tú sabiduría Mavis. Para el chico lo único que hizo esa oscuridad fue arrebatarle absolutamente todo y le condenó a una vida solitaria, una vida dónde sólo el más cruel y fuerte puede sobrevivir.

—¡Me parece absurdo! —respondió Mavis enojada —. Para que los demás te acepten, primero debes aceptarte tú mismo.

—El no puede aceptar quién es, porque no sabe quién es para empezar. No tiene miedo de esa oscuridad y su poder, tiene miedo que le pueda quitar todo una vez más —Zefef bajó la mirada con tristeza —. Y mucho me temo que podría tener razón.

...

Shen abrió los ojos lentamente, despertó en una habitación blanca, con mucha iluminación. Confundido, con la vista borrosa y con mucho dolor en todo su cuerpo.

—Finalmente despierta —dijo una dulce voz.

—¿Dónde estoy? —preguntó el confundido Xing long —. ¿Qué día es?

—En un lugar seguro —los ojos de Shen recuperaron algo de visibilidad y pudo ver qué se trataba de Fa-An —. Debería descansar más.

Shen se levantó de la cama, caminó hasta la mesa cerca a ella y tomó la jarra de agua con rapidez, bebió todo el contenido con desesperación y luego observó a la mujer.

—¡¿Dónde están?! ¡¿Dónde están mis amigos?¡ —preguntó.

—Ellos... —Fa-An dudó por un momento.

—¡¿Dónde?!

—¡Fueron atrapados! —respondió Tse-Tsen entrando a la habitación —. Todos ellos junto con el maestro Chan-Lee.

—¡¡Mierda!! —Shen golpeó con fuerza la pared más cercana —. ¿Cuánto tiempo dormí?

—Varios días —respondió el hombre —. Sólo restan dos más para la ceremonia.

—¡Demonios! Tengo que... —el cuerpo de Shen se tambaleó.

—Aún no estás recuperado del todo Shen-Lee —advirtió Tse-Tsen con tono serio —. Tenemos un plan.

—¿Plan? —preguntó Shen adolorido.

—El maestro Chan-Lee tenía todo bien coordinado. Inclusive si era atrapado o algo peor, nosotros debíamos continuar con él.

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