Capitulo 89

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NARRA MACARENA

Era imposible creer que hubieran padres como estos. Siempre veía que mis amigas hablaban de lo increíbles que llegaban a ser sus padres a pesar de llegar a sobrepasar todo límite.
Sus infancias eran recordadas por viajes a Disney, visita a las ferias, fiesta de cumpleaños y los mejores regalos. La adolescencia tampoco fue ajena a algo similar, aunque en ese entonces la diferencia era que vivíamos una etapa un poco más adrenalínica, siendo lo más habitual el escaparnos de las clases. Éramos adolescentes y como tales hacíamos locuras, parecéis ser que los padres de mis amigos lo comprendían y casi siempre el hecho no pasaba a más de un par de regaños y ya. Pero lo mío era distinto, nunca tuve nada de eso ni en mi infancia ni adolescencia. Los cumpleaños lo pasaba sola, en casa con los empleados o en el internado y la adolescencia, pues era mi etapa de problemas.

Toda la vida tuve unos padres tan  descuidados que apenas creía recordasen alguna agradable anécdota conmigo, alguna que no fueran los problemas que siempre decían causarles.

- Macarena, ¿tú no entiendes verdad?

- Hemos perdido un viaje importante por tu culpa, siempre tienes que hacer algo para joderlo todo.- cerró la puerta de un fuerte golpe.- ¡Esta niña ya me tienes hasta los cojones!

- Yo....

Yo sólo quería ir al cumpleaños de María, mi mejor amiga del colegio. Creía recordar por donde era su casa y poder llegar hasta ella sin la necesidad de molestar a nadie, pero la noche había llegado tan rápido que terminé por extraviarme. Pasé varias horas en plena oscuridad buscando algún lugar conocido donde  poder refugiarme, pero eso nunca pasó.

Ahora a mis cansados pasos le acompañaban las constantes lágrimas que no dejaban de salir de mis ojos sin cesar. Aquello me impidió ver claramente lo que hubiera a mi alrededor, sin embargo tras un largo comento de caminar a la deriva, una fuerte luz logró penetrar aquella oscuridad con la que se caracterizaba la noche.

Un auto que me era familiar paró a mi al frente, tenía esa placa que únicamente lo usaban los Ferreiro. Alguien había terminado por encontrarme, pero no eran mis padres, claro, sí ellos estaban en un vuelo hacia Alemania, eran los empleados de la casa. Los dos corrieron hacia mí como si por fin hubieran hallado aquello tan preciado que tanto buscaban. Uno de ellos llevaba a la mano mi cobija favorita con la que me cubrió al instante, antes de llevarme de regreso a casa. Sin embargo, lo que no sabía en ese entonces era que allá me esperaría algo tal vez mucho peor que andar extraviada en plena oscuridad de la noche.

- ¿Tú qué?.- el grito de mi padre me hizo temblar.

- Lo siento.- agaché la cabeza.- solo quería ir al cumpleaños de Mary... María, es mi mejor amiga.

- No hay otra respuesta a lo que has hecho, más que decir que estás loca Macarena.-mi llamado empezaba a intensificarse a medida que escuchaba a mi madre llamarme así.- Eres una niña con demasiados problemas, no se por qué nos pasa esto a nosotros, Leopoldo.

Elevé un poco la mirada, viendo a mi madre tomarse de la cabeza y girar dándome la espalda. Al instante los ojos de mi padre encontraron los míos, dejando salir de ellos una carga de furia que ahora podría reconocer como odio.

- Te vas a quedar permanentemente en el internado, se acabaron los fines de semana en casa.- declaró con dureza.- prepara tus cosas de inmediato que en una hora yo mismo te llevaré donde las monjas.

- Leopoldo.- mi madre regresó a su postura inicial.- Pero, ¿y el viaje?

- No confío en estos ineptos, Encarna. Tendré que hacerlo yo mismo.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora