Capítulo 101

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NARRA MACARENA

Intentaba concentrarme en resolver los supuestos ejercicios que una de nuestras compañeras había confirmado para el examen de Crisis Económica. La verdad es que no confiaba tanto en la veracidad de sus palabras, pero no perdía nada practicando este tipo de ejercicios. El problema era que las risas de mis amigas no me permitían continuar con el desarrollo, no se que esperaban para ponerse a estudiar, se suponía que a eso habíamos venido a casa de Zulema, pero nada. Desde que entraron hicieron todo menos repasar los dichosos ejercicios.

- ¡A ver tías!, ¿ya se callan?

- Uhh, tranquila rubiales. ¿Qué pasó?

- ¿Cómo que qué pasó, rizos? Vinimos a estudiar en grupo, pero no las veo intentar siquiera con uno de los modelos.- arrastré el libro cerca suyo.

- Tía, pero sí el curso ya está aprobado. Que pereza.

- No se ustedes, pero yo quiero mantener mi buena calificación y graduarme ocupando los primeros puesto.

- Ya, Maca. Discúlpanos, rizos, toma el lápiz y ponte a repasar.

- Claro, como ustedes digan.- respondió la morena.

Curveé mis ojos ya cansada de aquella  actitud de mi amiga, me estaba estresando como hace mucho no lo hacía. Bueno, la verdad es que ahora último andaba más irritada de lo normal. Las cosas con Zulema estaban bien, pero sentía que a pesar de su promesa en trabajar por la mejora de nuestra relación, no lo estaba recordando como creía. La morena se encontraba sumergida casi en su totalidad del tiempo en los preparativos de su defensa para el juicio en contra de Helena y de mis padres. Por supuesto que era consciente de todo lo que estaba en juego para ella, pero era inevitable no estar incomoda al sentirme dejada de lado en todo esto. Lo que más deseaba era que Zulema sintiera en mi ese apoyo que sabía muy bien era el que necesitaba, sin embargo, me era imposible dárselo si ella misma me alejaba.

- Hola, buenas tardes.- escuché su voz.

Empezaba a dudar si de verdad había escuchado a la morena, pues no vi más que su rápida sombra al pasar. Había desaparecido tan rápido como había llegado, y un único nuevo sonido me daba la respuesta a lo que me estaba preguntando. En efecto, ese era el cerrar de la puerta de su oficina, se encontraba encerrada en ella una vez más, algo típico de los últimos días.

- Oye, ¿y a esta qué le pasa?.- preguntó Estefanía.

- Sí, ni quisiera nos miró al saludar. Bueno, a nosotras es lo de menos, a ti.

- No se, lleva así desde hace algunos días. Esta metida de lleno en lo del juicio.

- He escuchado un par de veces a mi padre hablar del tema. Se que Zulema lo ha contactado para pedirle apoyo, pero no se de qué será.

- Yo menos.- dije sin dejar de mirar perdida hacia donde se había dirigido Zulema.- Vale, sigamos que de ahí no quiero que me estén pidiendo ayuda a destiempo.

Nos cayó la noche aún estudiando sin decir alguna palabra más luego de aquel atípico comportamiento de Zulema, para mis amigas.
Al notar el anochecer, decidimos pedir algo de comida por delivery, pues principalmente a mí no se me apetecía comer lo de la casa. Altagracia era muy buena cocinera, pero hacía mucho tiempo que no probaba algún bocado de afuera.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora