Capítulo 28

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NARRA ZULEMA

Estaba concentrada revisando los documentos del nuevo proyecto que tenía muy buenas expectativas. Quién iba a decir que podría extender mi servicio de asesoría empresarial a una rama especializada fuera de lo administrativo o corporativo.

En la firma ofrecíamos variedad de servicios de consultoría, pero básicamente abocadas a la administración y sus especialidades o derivados, nunca antes se me había a ocurrido arriesgarme a una especialización alejada a todo lo que ya ofrecía y directamente segmentada a una publico en especifico. Me tentaba mucho poner en marcha este proyecto, pero para que se dé luz verde, aún tenía infinidad de cosas por evaluar. A esto es a lo que me refiero cuando digo que el éxito que he tenido es por tener la cabeza fría y concentrada únicamente en los negocios. Si me distraía con otras cosas o me dejaba llevar por sensaciones como la adrenalina y demás emociones, podía cometer un gran error como dar el visto bueno a algo que a un futuro cercano o lejano vaya a venirse en picada. Era mucho el dinero que se mencionaba en el documento que tenía entre mis manos. Debía valer la pena.

- Zulema, ¿sigues ahí?.- ingresó Saray.

Debían ser las primera horas de la tarde como para que venga a interrumpirme. Miré la hora en la laptop y ya eran las dos de la tarde, me quedaba una hora para terminar de revisar todos los documentos de mi escritorio y si podía algún par de correos de mi bandeja, para llegar a tiempo a la reunión en la universidad de la rubia. Una tonta sonrisa se me escapó de tan solo recordarla.

- Oye tú, ¿y esa sonrisa?- cambié totalmente mi expresión a una seria.- Vale, no te entiendo.

- Y no hay nada por hacerlo, tampoco.- acomodé los documentos en mi escritorio.- ¿Qué haces aquí?

- Pues vengo para que vayamos a almorzar.

- No me da tiempo, gitana.- me dejé caer en mi asiento.-Tengo todo esto.

- Mujer, relájate.- se me acercó a hacerme unos masajes en la nuca y los hombros.- Estás muy tensa. Además tienes cara de casi no haber pegado ni un ojo en la noche.

- Y yo no se cómo tú puedes estar toda enérgica aquí si ni siquiera llegaste a la suite.

- Pues me quedé en casa de unos amigos.

- Ya. ¿Y qué tal te la pasaste?, ¡auch!.- quité sus manos de encima.- Joder, que me ha dolido.

- Lo siento.- la muy desgraciada lo había hecho al propósito.- Ahora cuéntame, ¿por algo en particular tienes esa cara pillina?.

- ¿Qué cara? Si es la misma que he tenido toda la vida.

- ¿Tan bueno está este negocio que te traes entre manos que no has dormido para nada?

Como una verdadera gitana, a Saray no podía ocultarle casi nada, siempre terminaba por descubrirlo o sacármelo de la boca fácilmente.

- Vale, me quedé un par de horas conversando con la rubia.

- Fuaaa, ¿ya están y todo?

- ¡No! Ya te dije que entre nosotras no hay nada formal, simplemente nos estamos conociendo y dejando llevar, liberando todo aquello que nos ha estado pasando.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora