Capítulo 1

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NARRA MACARENA

Hoy empieza mi último año de la carrera. Estudiar administración de empresas no ha sido tan fácil, en sí para ninguna joven. Aunque hoy en día tenemos a muchas referentes femeninas en el ámbito de los negocios, aún somos muy pocas líderes en el rubro. Cada vez que presentábamos un proyecto en la universidad, los profesores le ponían prioridades a los chicos o los felicitaban más a ellos que a nosotras las mujeres. Eso me daba mucha rabia, pero se que cuando me gradúe, ya dentro de poco, emprenderé un camino para ser una de esas mujeres que hoy son mi referente... Como la gran Zulema Zahir.

- ¡Hey, Maca! Qué estamos aquí, rubia.- escucho la voz de rizos.- ¿Nuevamente con sueño?

- Hola, Rizos.- me acerco a darle un beso en la mejilla.- No, ayer el trabajo estuvo más tranquilo.

- ¿Entonces?

- Nada, solo me ponía a pensar.

- Okay, pues menos pensamientos y más foco aquí. Este es nuestro último año en la universidad y como sabrás, tenemos que asesorar a una empresa. Espero que nos den una muy buena.

- ¡Ay! Lo mismo digo yo, pero seguro que se lo darán al grupo de Valbuena y Martínez. Todos sabemos que son los consentidos del grupo.

- ¿Y esas caras? Aún no empiezan oficialmente las clases, pero ¿ya andan tristes o qué?

- ¡Yola!- Rizos y yo nos paramos de inmediato para saludar a nuestra amiga.- ¡Mujer, pero donde te has metido en todo el verano!

- Pues, ahí, ahí. Por ahí ligando.

- Yaaa, te creería si no hubiese visto por ahí algunas revistas de la gente de "alta sociedad"- Rizos imitó un gesto muy común en las clásicas señoras con dinero.- apareces en ellas junto a tus padres en Ibiza.

- Ahhh.- puso sus cosas en el escritorio.- Pues sí, Ibiza, pero déjenme decirles que Ibiza con mis padres no es nada de la diversión que todos suponemos.

Yolanda es la única de las tres (Rizos y yo) que viene de una familia acomodada, muy bien acomodada. Su padre es un hombre de negocios muy importante en todo España. Si a veces teníamos oportunidad de tener alguna ventaja frente a los chicos, pues era gracias a esa pequeña influencia que el tener a Yola en nuestro gruño podía suponer. Sin embargo, eso no nos importaba, ella es nuestra amiga por como es... Nuestra Yola.

- Bueno y ¿qué me dicen?, ¿vienen con buenas ideas para la guerra que se viene?- se refería a la consultoría.- Maca, mi hija, tú eres aquí la cerebrito del grupo, dime que tienes alguna idea al menos.

- Pues sí, por ahí hay algunas cosas jaja.

- ¿Y por qué te ríes?- me preguntó Rizos.

- ¡Va, Stefanía! Que seguro su idea está muy buena y por eso se ríe, imagina cómo humillaremos a esos idiotas... Justo ahí vienen.

- Muñecas.- Se nos acercó Ismael Valbuena.- Espero se hayan tomado sus buenas sesiones de spa durante vacaciones, así no empiecen este último año con el mismo estrés del último.

- Valbuena.- dijimos todas sin ánimos.

- ¡Hey, Fabio!- habló Rizos.- ¿Qué te comió la lengua el ratón o perdón, Valbuena?

- ¡Mira estúpida!

- ¡Hey, hey, hey!- me puse en medio del gilipollas de Fabio y mi amiga.- ¡Se calman!

- ¡La rubia tiene razón, Fabio! Vámonos. No vaya ser que los gustitos de la morena se nos peguen.

- ¿Qué quieres decir, imbécil?.- Está vez era Yolanda quién estaba dispuesta a lanzarse encima de Ismael.

- ¡Ya! Cálmense.- grité.- Yolanda, tranquila. Y ustedes dos, par de idiotas, váyanse por dónde iban. Nadie los llamó a que desvíen su camino.

- Bien, bien. Adiós preciosa.- me dijo Valbuena.

- ¡Qué es un gilipollas! No sabe cómo lo odio.

- Tranquila, Rizos. No les hagas caso, tú lo has dicho, son unos tremendos gilipollas.

- Todos a sentarse.- entró el director de escuela.- Voy a presentarle a su profesor de contabilidad y finanzas.

El primer día devuelta a la universidad fue lo que me suponía, encuentros, peleas, nuevos profesores, y tareas.

Me encontraba leyendo el diario de hoy. Me gustaba leer, pero de por sí sabia o al menos creía que una buena profesional debía estar siempre informada en todo lo que la rodeara, sea de su especialidad o no. Justamente ante mis ojos estaba la noticia de un nuevo premio entregado a Zulema Zahir. La condecoraban como la empresaria del año por las grandes ganancias que había tenido la firma que representa y de la que su abuelo había sido el fundador, Zahir Firm. Sí, me sabía casi toda su vida. Su abuelo fundó aquella firma consultora que hoy en día es una de las mejores en el mundo, es una big4 que compite con otras que también tienen buen reconocimiento en el mundo, de ser una de las mejores, había pasado a ser simplemente la mejor. Esto desde que el padre de Zulema le traspasó el cargo de CEO.

- ¡Despabila, mujer! ¿Qué haces en la biblioteca a estas horas?

- Yola, sólo leía las noticias de hoy. ¿Y tú? Pensé ya te habías ido.

- Pues, nada. Estoy esperando a que  el chofer venga por mi. Mi carro aún no está listo y mi padre quiere que el chofer me mobilize, pero parece que se le ha olvidado de mi.

- Pues yo ya me iba, pero te acompaño.

- Gracias, Rubia. No te preocupes que de paso te dejamos en tu departamento.

- No, gracias. Debo ir al Oasis, hoy me toca turno de madrugada.

- ¿Por qué? Pensé que habías hablado con tu jefe y que te había comprendido en que al menos por lo que queda del año no podrías hacer tantos turnos de madrugada.

- Sí, me lo había aceptado, pero... Supongo que alguien se lo pidió.

- No me digas que crees que ese pedazo de idiota se lo pidió.

- Es una teoría, si no, ¿por qué cambio de opinión?

- Es un imbécil.

- Lo es.

El teléfono de Yolanda empezó a sonar a todo volumen una canción algo rara, felizmente que a esta hora no había nadie más que la recepcionista y nosotras en la biblioteca.

- Vamos, rubia. El chofer ha llegado.

- Bien, vamos.

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Gracias por los comentarios manifestándo su interés en la historia. Es la primera vez que escribo una cómo esta, así que espero no defraudarlas. ❤️

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora