Capítulo 9

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NARRA ZULEMA

Note que la rubia se había puesto tensa, por lo que regresé mis ojos a ella y me di cuenta que había visto a la misma persona que yo.

- Creo que ya lo viste.- le dije.- Sí, me refiero a él. Está en tu curso, ¿cierto?

- Para mi mala suerte.

- ¿Por qué no se llevan?- la curiosidad me ganaba.- ¿Ha sucedido algo entre ustedes?

  - ¿Qué? ¡No!.- parecía indignada a mi pregunta y eso me alegraba.- Para nada. Es detestable, se cree superior a todos y al igual que una persona.- me miró de reojo.- le agrada humillar a las personas.

- Rubia...

- No me diga rubia. Por favor, ya se lo había pedido.

- Lo siento, pero como rubia te bauticé, como rubia te quedarás. Y no lo digo de forma despectiva, como lo crees.

- No es quien me ha bautizado con ese apodo, muchas otras personas ya me llamaban así desde antes de conocerla.

- Bueno, pues con el mayor de los derechos puedo llamarte así. Aunque me buscaré algún otro apodo.

- ¿Zulema?- hubo un breve silencio.- ¿Puedo llamarte así? Por tu nombre.

- Preferiría que no.

- No la entiendo.- ni yo lo hago.- Me dice que me llamará por mi apodo e incluso que buscará otro y a mi no me deja al menos llamarla por su nombre.

- Pues no.- me puse firme.- Somos distintas, Macarena.

La había llamado por su nombre, son pocas las veces en que lo hago, pero me gusta, aunque no más que "rubia".

- En eso tiene toda la razón.- había logrado molestarla.- Somos diferentes en todo. En lo social, en lo económico, en la madurez, en la educación... En fin. Se me hace tarde.

Vi que se acomodaba la mochila dispuesta a irse.

- ¿A dónde vas?

- Tengo que trabajar.- me respondió secamente.- Hay personas que dependemos de nuestro trabajo y los descuentos que puedan hacernos injustamente por culpa de otros.

Mierda, el descuento de la bebida. Lo había olvidado.

- Súbete.

- ¿Perdón?- detuvo sus pasos.

- Que te subas. Te llevaré al Oasis.

- ¿Por qué tendría que aceptar su propuesta?

- Porque vamos hacia el mismo lugar.- mi respuesta era obvia.- Anda, no seas terca y vamos. Llegarás tarde.

La rubia finalmente aceptó mi propuesta y se subió al auto. Le indiqué el destino al chofer y emprendimos un corto viaje, pero cargado de tensión. Ninguna habia pronunció alguna palabra desde que entramos al coche. Por un momento quise ser yo la que corte dicho silencio, sin embargo, no podía hacerlo. No debía seguir creando vínculos con ella.

Su mirada estuvo todo el momento puesta en la ventana de a su costado, gracias a lo que podía verla a través de la mía. Lucía una mirada perdida. Me preguntaba en qué estaría pensando. Por un momento tuve la estúpida idea que lo hacía en mi.

- Basta Zulema, déjalo.

- ¿Dijiste algo?

- No.- mierda, no me había dado cuenta que lo dije en voz alta.

- Señorita Zahir, llegamos.

- Bien.

- Me tengo que ir. Gracias.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora