Capítulo 107

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NARRA MACARENA

Le acababa de decir a Zulema que confiaba en ella, y lo hacía, creo que siempre lo había hecho, incluso antes de conocerla en persona, esa admiración que le tenía por todo lo logrado me hacía reconocer en ella a una excelente mujer, ¿cómo no confiar? Claro que grande fue la decepción que tuve con aquella primera impresión al conocerla, pero en el fondo sabía que detrás de esa mujer de carácter imponente y dureza para tratar, estaba alguien con los sentimientos más nobles y profundos.

Sentí el frío de su mano tocarme en la cintura con un nerviosismo irreconocible. Sabía que esto no debía ser nuevo para la morena, pero lo era para mí y ella entendía perfectamente lo que eso significaba. Yo le importaba, lo veía en sus ojos verdes oscuros, tenía miedo a cómo pudiera responder ante esta nueva aventura de la que una vez más Zulema Zahir terminaba siendo mi maestra.

Me posicionó debajo de ella, aún conservando el rose de una de sus manos en mi cintura, mientras que la otra quitaba uno a uno los mechones de cabello que me cubrían parte del rostro. Me quedó mirando por un instante, sin hacer absolutamente nada más que eso, mirarme y mostrar una sonrisa que emanaba tranquilidad en su bello rostro.
Desde este ángulo podía reconocer perfectamente cada facción suya marcada como si hubiese estado planeada cada curva y recta milímetro a milímetro para ser la mujer preciosa que era. Me encontraba embobada por la mujer que tenía a mi al frente, ni si quiera sabía cómo es que había llegado hasta este momento, vivir junto a Zulema, la mujer de mis sueños.

- Vamos lento, ¿vale?.- bajó sus labios hasta los míos y me dio un beso demasiado suave que a duras penas los míos lograron percibirlo cuando ya no estaban más cerca a los míos.

La vi buscar algo con la mirada, no sabía que podría ser, el objeto ya lo tenía en la mano y hasta donde sabía estaba completo.

- ¿Qué pasa?.- le pregunté apoyándome en mis brazos.

- Eh, rubia, esto debió venir con algo. Me refiero a que debieron sugerirte algo para usarlo, como un lubricante.

Zulema Zahir estaba roja, a ella también le daba vergüenza hablar de esto conmigo. Se me hacía extraño, pues creía que no había nada que pudiera lograr ponerla así.
Me fue inevitable soltar una pequeña risa de burla, se veía tan adorable de esta manera.

- ¿De qué te ríes?

- Nada.- llevé mi mano detrás de su cuello y la jalé hacía mí.- Es que te ves tan tierna.

- Venga, rubia, deja de burlarte y dime si lo compraste o no, que ya me estoy impacientando. Sabes... Estoy algo prendida, tía.

- ¿Algo?

- ¡Joder!

Se levantó rápidamente de encima mío y se puso a buscar en mi bolso, hasta que lo encontró. Obviamente que lo había comprado, no había ido sola a ese lugar, y tenía que agradecérselo a rizos por ello, de lo contrario no hubiera sabido que escoger.

Mi morena regresó junto a mí y sin dejar de mirarme, abrió el lubricante para empezar a bañar las pequeñas bolas de metal con él. En mi vida hubiera pensado que este simple acto pudiera llegar a ponerme tanto. Era Zulema mirándome con unos intensos ojos que podían decir de todo, una promesa de lo que viviríamos dentro de unos minutos, mientras trabajaba de manera muy ágil con sus manos.

- Abre tus piernas.- me ordenó.- De par en par.

Hostias, esta Zulema imponente conmigo no la había visto antes, bueno, cuando apenas nos conocíamos, pero en aquel tiempo era muy distinto. Para nada me ponía que me estuviese gritando para darme órdenes o inclusive humillando, ahora verla tomar el control podía ser una de las cosas que más podrían ponerme al instante. ¡Vale Maca, despabila ya!

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora