Capítulo 93

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NARRA ZULEMA

Los medios de espectáculos no dejaban de difundir estupideces sobre mi relación con la rubia y de mi capacidad para poder seguir enrumbando la empresa hacia lo más alto. ¡Pero qué gilipollez! Si nada cambiaría con esto.

Iba de canal en canal sin encontrar algo bueno que ver, me había despertado más temprano de lo usual, pero aún no tenía ganas de salir de la cama, no quería hacer nada. Lo peor es que no tenía a la rubia conmigo, anoche se había quedado en casa sus amigas tras haber conversado con ellas sobre el problema con sus padres. No puse alguna objeción porque se cuanto significan esas dos tías para Macarena, además estaría en buen recaudo, ya que se quedaría en casa del inspector Castillo.

Todo lo acontecido con esos dos miserables me había afectado, no deseaba seguir teniendo trabas en mi relación con Macarena, pero al parecer aún habían algunas por afrontar.
Levanté mi cuerpo con pesadez y entré a darme una ducha para encaminarme a la oficina.

Vestí algo más cómodo que lo que solía usar con normalidad, por supuesto que  siempre cuidando de mi imagen. Jodida imagen.

- ¿Vas a la oficina, mora?

- ¿Y a dónde más?

- Tía, ¿por qué de mal ánimo nuevamente?

- Pff, ni te lo imaginas. Vamos yendo y te cuento por el camino.

Antes de llegar a la empresa, paré en una de mis cafeterías favoritas de la ciudad. Allí le conté todo el alboroto que se armó el día de ayer con los padres de la rubia. La verdad es que aunque pudiera luchar de una y mil formas porque no nos alejaran, tenía miedo de que pudieran llegar a hacerlo. Mira que conseguirse una acta médica como esa, donde hacían quedar a Macarena como alguien con inestabilidad mental, había superado mucho lo que podía llegar a creerlos capaz de hacer.

De camino a la oficina, la gitana me ayudó a pensar las cosas con mayor claridad. Solo debía de pensar en frío y no dejarme intimidar por ese par de gilipollas.

- Zule, ¿esa no es Helena?.- me señaló el televisor de la sala de espera de nuestro piso.- Joder con esta tía que no se cansa de dar pelea. Ella es la que verdaderamente anda mal de la cabeza.

- Ya no quiero saber nada más de ella.- caminé sin detenerme hasta el interior de mi oficina.- ¿Alguna novedad con los abogados?

- Dicen que el abogado de Helena ha abandonado el caso, están a la espera que se presente su nuevo representante.

- Caño, gitana.- me pasé la palma de la mano por el rostro.- Eso no nos favorece, se está dilatando todo este rollo.

- Lo sé, Zule, pero no podemos hacer nada. Sabes cómo son los temas legales, hay que dejar que sigan su curso.

- Su curso.- pateé el escritorio.

- Tranqui, Zule. Ya hablamos de eso.

- Felizmente a nivel interno en la Firma todo esta tranquilo. Los socios no han vuelto a tener dudas y los trabajadores no andan en tantos rumores como me suponía, igual ya saben que a la primera que los escuche diciendo algo estúpido, están fuera de la empresa.

- Sí, solo que en lo económico nuestras proyecciones no siguen estando tan buenas como lo eran antes de todo esto.

- ¿Qué tan malas están?

La gitana tomó asiento al frente mío, colocando su maletín encima del escritorio para sacar unos documentos con gráficos.

- Mira, Zule. No andan mal.- señaló uno de ellos.- Pero la curva de crecimiento no es como la de antes y el de la proyección del forecast que teníamos para este año.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora