Capítulo 22

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NARRA ZULEMA

Extrañamente había dormido como una bebé. Adiós al insomnio, a las preocupaciones, a los deberes. Decidí tomarme el día libre en la oficina. Después de pasar un fin de semana agitado donde pasé de estar en Londres a Madrid de un momento a otro, decidí enviarle un mensaje a mi secretaria para que hoy por la mañana informara a todos en la oficina que estaría ausente.
Lo más seguro es que nadie se lo creyera, ya que en años no me había ausentado más que por alguna emergencia. Tal vez les de una visita al finalizar el día, pero solo para revisar que todo vaya en perfecto estado y con las misma me iría.

Estiré fuertemente mis brazos, buscando llegar lo más alto posible. El día parecía ponerse de maravilla, tras las persianas se asomaban los rayos del Sol, que extrañamente había salido en esta época de aún invierno. Me levanté y abrí la puerta de vidrio que me separaba del exterior. Efectivamente,  tenía una vista espectacular que resaltaba los colores del paisaje, el cielo, los árboles, incluso al mirar hacia abajo vi lo cristalina del agua de la piscina.

Me estaba tentando entrar en ella para darme un pequeño relajo, pero salir de la cama a las diez de la mañana era más que suficiente para mi. Tampoco me permitiría no tener un día productivo aunque no acuda a la oficina en el día.
Tomé mi teléfono para hablarle a una de las primeras personas que debía  saber de esta loca decisión.

- ¿Hola, Gonzalo?.- llamé a mi chofer.-Si sigues esperándome en el parking, ya no lo hagas, puedes retirarte. Tienes el día libre, solo por hoy. Sí, yo misma me movilizaré con el Mercedes. Gracias.

Me acerqué a mi cama y marqué uno de los botones que tenía al costado de esta para comunicarme con el personal, solicitaría que me suban el desayuno a la habitación.

- ¿Zulema?- vi la cabeza de Saray asomarse por un lado de la puerta.- ¿no has ido al trabajo?

- Pues no.- le respondí tranquilamente.- anoche le envié un mensaje a mi secretaria para que les informe a todos de mi decisión.

- ¿Buenos días?- se escuchó una voz por el intercomunicador.- ¿en qué puedo ayudarle?

- Buenas días, soy Zulema Zahir de la suite número 2401. Deseo que me suban el desayuno a la habitación.

- ¿Qué es lo que va a elegir señorita Zahir? Aún tenemos toda la variedad de panes, tostadas, huevos batidos a su preferencia, jugo de casi todas las frutas, cereal...

- Deseo huevo batido con bacon, tostadas, jugo de naranja y una manzana verde.

- Perfecto señorita Zahir. En unos minutos mi compañero estará en su habitación con su desayuno. Que siga disfrutando de su estadía.

- Gracias.

- ¡Joder! Seguro que estoy flipando.- ingresó de cuerpo entero a mi habitación.- ¿Esa actitud tiene algo que ver con lo que conversamos?

- Sinceramente, no lo sé.- me acosté en la cama.- Pero está relacionado. Creo que me ha ayudado un mogollón el haberme soltado contigo gitana.

- ¿Y con quién más?. Me alegra Zule, me alegra.

- Gracias por estar siempre ahí.

- Siempre, Zule. Ni lo dudes.- miró su reloj.- Bueno, yo sí me voy a la oficina que tengo un par de reuniones en breve.

- Vale, me escribes al celular por cualquier cosa, ¡eh!

- Sí, descuida. Tú también me cuentas cualquier cosa.- sabía lo que se refería.- Adios.

El silencio en la habitación me invitó a pensar nuevamente en lo que estaba por hacer. No sería tan fácil, iba a poner muchas cosas en juego y de salir todo mal, aquello sería el peor desastre de mi vida. Alejé esta última idea de la cabeza, nada me podía salir mal, nada le sale mal a Zulema Zahir. Sería como otra de las tantas negociaciones que suelo ganar.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora