Capítulo 27

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NARRA MACARENA

No sabía si caminaba o flotaba hacia mi destino. Estaba hipnotizada en aquella sonrisa que hoy pude ver en la morena. Me gustaba lo que fuera que estuviera pasando entre Zulema y yo. Aunque las dudas seguían en mi cabeza, parte de ella se había esfumado con momentos como el reciente. Tal vez era una buena idea el haberme arriesgado a tener esta especie de relación con la empresaria.

- Muy bonito.- definitivamente aquella voz me hizo volver a la realidad.- llegas tarde Ferreiro.

Frente mío a varios pasos de distancia se encontraba Sandoval con los brazos cruzados en el pecho y un muy mal aspecto. No me gustaba para nada como parecía pintar esto.

- Señor, lo siento. Es que...

- Ninguna excusa, Macarena.- su voz era firme.- Dime la verdad, ¿por qué llegas tarde?

A medida que avanzaba hacia él, su mirada me daba más temor. Aún le tenia cierto miedo a este hombre. No deseaba volver a tenerlo cerca, todos los días cruzaba los dedos para no tener que encontrármelo a solas en el hotel, pero definitivamente hoy no era mi día de suerte.

- ¿Me vas a responder?.- adelantó un paso hacia mi.- Macarena.

- Tuve una reunión de ensayo con mi grupo de baile.- no quería contarle esto, pero sería mejor a que se enterase que estuve con Zulema.- Se me hizo tarde para encontrar movilidad.

- Que sea la última vez. Ahora sígueme a mi oficina.

Joder, ahora para qué quería que vaya a su oficina. No me gustaba para nada estar ni un segundo cerca suyo y mucho menos a solas. Este hombre ya me había dejado muy en claro sus intenciones. Tendría que estar alerta para evitar que me haga algo.

Lo seguí un par de pasos más atrás hasta su ya muy conocida oficina. Por mi mente solo pensaba en que mi suerte no podría ir peor si es que me había llegado a ver bajar de la camioneta de Zulema. Obviamente ha de reconocerla.

- Adelante.- me dejó abierta la puerta para ingresar primero.- Vamos.

Teniendo un muy mal presentimiento, le hice caso e ingresé lentamente a su oficina. Estaba oscuro, pero al segundo se prendió la luz y mi jefe ingresó cerrando la puerta. Escuché el sonido del pestillo de seguridad. Fue entonces que sin tiempo a reaccionar, cuando me volteé a verlo de frente, Sandoval me empujó fuertemente contra uno de los armarios. Me había acorralado.

- ¿Qué es más importante para ti?, eh, Macarena.

- No lo entiendo señor.

- ¿Tu trabajo o unas clasesillas de baile?

- Gracias a ellas puede que recupere mi beca.

- Ah, puedes recuperar tu beca.- soltó una risa irónica.- ¿Y el trabajo qué?, ¿acaso estás aquí de a gratis, haciéndome un favorcito?

Apretó más fuerte su agarre en mis hombros, empujándome en contra del armario. Dolía como mierda, este maldito cabrón me las pagaría en algún momento.

- No me gustan los atrevimientos que te estás tomando, como si tuvieras corona entre los empleados.

- Solo ha sido una tardanza que pienso aceptar responsabilidad si no desea pagarme el día.

- Escúchame bien, hija de puta.- pegó su rostro al mío.- No eres nadie para pedir días libres o faltar cuando quieras. ¿Me escuchaste bien?

- Sí, señor.- tenia los nervios y la rabia a flor de piel.- Lo escuché.

El muy cabrón se empezó a reír y por un momento liberó un poco la fuerte presión que estaba haciendo hacia mí.
Acarició mi rostro lentamente con su mano áspera, como si estuviera marcando cada parte de mi perfil para grabárselo.
Me daba asco, solo podía cerrar fuertemente lo ojos para buscar olvidar todo ese momento.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora