Capítulo 74

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NARRA ZULEMA

Tenía los ojos cerrados, pero muy consiente de una sonrisa extendida en todo mi rostro. Quisiera vivir momentos como estos para toda mi vida, tener a mi rubia al lado, amándome como yo a ella y aprendiendo la una de la otra.

Seguía sin creer que Macarena había dado un importante paso al hacerme el amor como yo se lo había hecho a ella. En algún momento llegué a pensar que esto nunca sucedería, sobre todo después de lo que le había pasado, pero hoy más que nunca no tengo duda que ella está poniendo lo mejor de su parte para salir adelante.

Sentí un leve movimiento a mi costado, que me hizo abrir los ojos para ver al ser más precioso del mundo, mi pequeño colibrí. Me acerqué despacio a darle un tierno beso en los labios, a lo que ella respondió con un largo suspiro antes de profundizar la unión de nuestros labios. Tocarlos era como debía ser tocar el cielo, me era imposible no aceptarle aquel beso a mi rubia, por lo que la seguí a su ritmo.

Estaba tan sumergida en una explosión de sensaciones, que tomándola por la cintura la subí encima mío y empecé a descender besos húmedos por todo su cuello, sin embargo, de un momento a otro Macarena se bajó de encima mío, llevándose con ella la sábana que nos cubría a las dos. La vi retroceder de espaldas a la puerta con los nervios a flor de piel. Le había dado un ataque post traumático, no era necesario ser especialista para saberlo. La veía horrorizada, con demasiado temor y temblando, mientras seguía en la buscaba por cubrirse completamente con aquella tela que se había llevado.

- Rubia, rubia tranquila.- me levanté de la cama intentando acercarme de a poco, pero era imposible, ella retrocedía más.- Amor, soy yo, Zulema. Respira despacio y profundo.

Empecé a hacerlo yo misma para mostrarle como, hasta que la vi imitar mi acto, tomando más confianza. Cuando parecía estar con mayor calma, terminé por acercarme a ella y tomarla entre mis brazos.

- Shhh.- le acariciaba la cabeza.- No pasa nada, te entiendo. Juro que lo hago.

- Zulema.- estaba llorando.- Yo... Me siento mal por cómo he reaccionado. No ha sido mi intención.

- Princesa, no hay nada por lo que disculparse. Más bien hazlo tú a mí, debí ser más paciente y...

- ¡No!.- levantó su mirada a la mía.- Soy yo la que está mal.

- Amor, ¿no crees que... Ya deberíamos de empezar esa sesión con el psicólogo?

Mi pregunta la había puesto nuevamente algo nerviosa, la sentía tensa entre mis brazos.

- Pequeña, no estarás sola. Yo te acompañaré en cada sesión si así gustas.

- ¿De verdad crees que funcione?

- Por supuesto.- le mostré una sonrisa.- Hoy mismo le pediré a mi doctor personal que nos consiga una cita con algún especialista de su confianza.

- Gracias.

- Maca, no es un favor que te estoy haciendo. Verte bien, como antes, es lo que más deseo en estos momentos. Estamos las dos juntas, no lo olvides.

- Te amo.

- Yo más, rubia.

Le di un beso en la frente. Después de aquel momento, cada una se alistó de manera individual en privado, sabía que aunque no me lo dijera, la rubia necesitaba un poco de privacidad en algunas cosas.

A petición de Román, desayunamos todos en la zona de la terraza. El día parecía ponerse bueno, se respiraba un rico aire fresco y el Sol empezaba a dar señales de no querer irse en todo el día.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora