NARRA ZULEMAComo bien me lo había prometido a mi misma, estaba a pocos segundos de llegar al hogar de la rubia. Había sido lo mejor haberle hecho caso a la gitana en haberme quedado el día de ayer en mi casa para pensar las cosas con mayor claridad y no joderla con mis arrebatos. Tendría que hablar las cosas claras con ella.
Bajé inmediatamente del auto, aprovechando que veía a una señora salir con su perro, para poder entrar sin tener que tocar el timbre de Macarena.- Buenas días.
- Buenas días. Usted no vive aquí.- me quedó mirando curiosamente.- Pero por supuesto que no, usted es la gran empresaria Zulema Zahir, ¿qué puede andar buscando en este humilde edificio?
- Sí, soy yo. Estoy de visita a alguien, si me permite.- le hice una seña para que me dejara pasar.
- Oh, por supuesto. Aunque no debería, pero sólo porque es usted y por supuesto que no vendría a robar ni hacer nada malo aquí, la dejo pasar.
- Vale, gracias.- intenté ingresar, pero aún no quitaba su mano de en medio.- ¿Sí?
- Disculpe usted, pero, ¿a qué departamento se dirige?
- Señora, me disculpará usted, pero no considero la necesidad de hacérselo saber...- di un fuerte suspiro.- Aunque, bien. Sólo porque me está haciendo el favor de hacerme pasar, voy al.- joder no recordaba el número de departamento de la rubia, siempre llegaba y sabía directamente a cuál dirigirme.- Disculpe no recuerdo el número, pero es al de la señorita Ferreiro.
- ¡Oh, Macarena!
- Sí, ahora... Disculpe, pero voy apurada.
- Claro, claro, pase.
Después de aquel interrogatorio de la tía inoportuna esa, caminé hacia el elevador con la intención de subir a este, pero apenas ibas por el piso siete y yo no podía esperar más, por lo que tuve que subir usando las escaleras.
Finalmente había llegado a su piso, lo reconocía por unas plantas que habían en aquel pasadizo. Me acomodé bien la ropa y me dispuse a tocar la puerta.
- ¿Sí?
Allí estaba mi rubia, del otro lado de la puerta, para mi tan bella como siempre. Coño, en quién me había convertido que ni me reconozco.
- Zulema.
- Maca, vengo a que conversemos calmadamente, por favor.
- Pasa.
Ingresé una vez más a aquel pequeño lugar para mi gusto, pero de por sí podría llegarse a convertir en mi favorito con tan solo sentir el aroma del mi pequeño colibrí.
- ¿Deseas algo de tomar?
- No, gracias. Solo he venido para decirte que acepto tu decisión.- fui directa al asunto.- tan sólo con la condición de que cumplas con tu palabra y no te alejes de mí.
- Zulema, me sorprendes... Gracias por comprenderme. Debo de admitir que pensé...
- Escúchame bien y claro, Macarena Ferreiro.- la tomé de las manos.- Si no lo haces, yo misma vendré cualquier día con mis cosas y me mudaré a vivir aquí contigo.
- Zulema, no tienes por qué hacer eso, la idea es que puedas seguir de manera normal con tu vida sin que ella tenga que girar completamente entorno al mío.
- Es que eso es imposible, rubia, porque ya lo hace desde hace mucho.
Tal vez me equivocaba y precipitaba las cosas, como siempre, pero me acerqué a ella y la tomé sus labios con los míos. Era un beso demasiado lento, pero con el cual podía volver a sentir cerca a mi rubia, como tanto me había hecho falta en estos días. Duró poco, ya que ella se separó a los segundos. No debía de sorprenderme aquello, sabía bien que aún estaba saliendo del fuerte shock emocional por el cual había pasado, así que le daría su tiempo.
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Bajo hipnosis (Zurena AU)
FanfictionAmbas se sienten dominadas por la otra, tan solo un cruce de miradas es suficiente para que Macarena haga lo que Zulema le pida y para que Zulema pierda toda esa autoridad que dice tener, mostrándose así lo más trasparente y sin filtros ante la rubi...