Capítulo 47

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Como siempre...

⚠️ Warning ⚠️

Este contenido puede herir susceptibilidades, así es que se aconseja leer con tranquilidad en un ambiente tranquilo.

La autora no se hace responsable de consecuencias y/o efectos en el lector 👀.

Disfrute su lectura.

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NARRA MACARENA

Solo el trabajo podría distraerme de todos los pensamientos que me aturdían durante el día. Las palabras de Zulema, las mías, todo. No me arrepentía de haber enfrentado a la morena, pero sí de algunas cosas dichas por la simple calentura del momento. Tan solo esperaba que ahora no se la agarre peor conmigo.

Según mis amigas; a quienes le conté lo sucedido, no lo hubiera hecho de esa manera, dejándome llevar por la efusividad del momento. Sin embargo, estaban felices de que al menos pude tomar la valentía de decirle las cosas en su cara, así hacerla saber que no le permitiría jugar más conmigo.

Me encontraba acomodando el desorden que había en el cuarto de los materiales de limpieza y demás cosas a usar para la atención a los huéspedes, cuando entró la pesada de Goya. No me refería a dicho apelativo debido a su físico, sino por lo fastidiosa que era con casi todos en el hotel. Felizmente no había tenido mucho por tratar con ella, pero las pocas veces había sido un total fastidio.

- ¿Qué se te ofrece, Goya?

- Pue, a mi na.- caminó por el lugar pisando algunas cosas que yo debía levantar.- Es el jefe el que te anda buscando.

- Te agradecería si dejaras de pisar esas servilletas y toallas, por favor.

- Pue, que má da. Está en el piso, ya sucio.- volvió a caminar por donde había ingresado.- El jefe te espera en su oficina, no demores.

Maldita gorda, obvio que no volveríamos a usar esas servilletas y toallas que ya estaban en el suelo, pero sus tremendos pisotadas harían que las encargadas de lavandería tengan que lavar el doble de veces todo ello.

Terminé de recoger lo que había en el suelo, para salir y avisarle a Tere que Sandoval me estaba llamando, motivo por el que la tendría que dejar sola un momento.

Di dos pequeños golpes a la puerta y al poco tiempo esta se abrió de la mano de Sandoval, quien se colocó a un costado para dejarme ingresar a su oficina.

- Macarena, Macarena. Estoy muy sorprendido de tu actitud.- cerró la puerta.- Siéntate por favor.

Ocupé uno de los dos asientos que estaban al frente de su sitio. No dije nada esperando que continuara lo que fuera a decirme.

- Macarena, hace poco te ofrecí mi amistad, mi confianza, y ahora esto... No se cómo tomarlo. Imagino que debes saber a lo que me refiero.

- Señor, le debo una explicación por mi ausencia el día de ayer, lo sé.

- Sí, estás en lo cierto.

- Se presentaron algunas complicaciones con la presentación y para serle sincera, no estaba en condiciones como para ejercer correctamente mis funciones.

- O sea que sí un día te levantas sin ánimos de venir a trabajar, simplemente no lo haces y ya.

- Señor, se muy bien que hice mal, pero de verdad que ayer no me sentía bien y no tenía la mente como para pensar claramente en mis actos y sus consecuencia. Simplemente accioné por como me sentía emocionalmente en aquel momento.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora