Capítulo 92

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NARRA MACARENA

Anoche vivimos tantas cosas que ni tiempo me había dado en pensar a cómo sería todo al despertar el día de hoy. Felizmente era fin de semana y no tendría que soportar las miradas y rumores de los gilipollas que ya conocía en la universidad, aunque aquello no me libraba de la exposición mediática que podría tener en la calle y menos en la oficina de Zulema.

Al llegar allá, claramente la actitud de muchas personas había cambiado conmigo. Los de seguridad y recepción no dejaban de tratarme como si yo fuera la mismísima Reina Isabel, increíble. No tenían por qué hacerlo, yo no era nadie aquí, quería que las personas me tratasen como a cualquiera y pues cualquiera simplemente se merece respeto, no solo por ser alguien con dinero o lo que se le parezca.

- Maca, ¿te ha dicho Zulema para cuándo será la presentación final?

- Eh, no, nada. No creo que lo sepa, esto debe ser tema de la universidad.

- Uff, hablando de universidad, felizmente que no nos suspendieron la asesoría por lo tuyo con Zulema.

- Calla payasa.- le regañó rizos a Gonzales.- Pensé que a ti y a la otra ya les había quedado claro lo de no meterse en nuestras vidas privadas.

- Tía, pero sí ha sido un simple comentario. No ha sido en mala onda, sólo era la verdad.

- A ver, a tranquilizarse, ¿vale?.- intervino Yolanda.- rizos cálmate y ustedes dos, ya estamos por acabar este trabajo así que aguántense tan solo un poco y todas dejaremos de vernos la putas caras.

- Es que estas son...- siguió Estefanía.- ¿Acaso no leyeron en la mañana el mail de Miranda? No habrá ningún problema porque la universidad también evaluará el trabajo, no solo Zulema.

- Tías, ya es tarde, mejor nosotras nos vamos. Pasamos de la negra con sus peleas.

- ¡Óyeme hija de...!

- ¿Todo bien?.- ingresó Saray.- ¿Cómo va ese trabajo?

- Hola, Saray.

- Macarena.- me devolvió el saludo.- ¿A las demás el ratón les comió la lengua o qué?

- Nosotras ya nos vamos, señorita Vargas. Hasta pronto.

Mis dos compañeras se retiraron dejándonos a Yolanda, rizos y a mi con la presencia de la gitana.

- Buenas noches.

- Buenas.

Yolanda y yo compartimos una mirada de sorpresa tras escuchar tal confianza tomada por nuestra amiga. Rizos podía ser muy suelta en muchas oportunidades, pero últimamente había demasiada confianza con Saray, aunque la amiga de mi morena siempre era de dar cabida a todo y a todos. No obstante, lo de rizos era sorprendente, como si tuteara a nuestros maestros, imposible.

- Bueno, yo también me voy yendo.- habló Yolanda.- Con permiso.

- Eh, Yola. Vamos por ahí que te acompaño. Quiero ir por algo de agua.

- Vale, vamos.

- ¿Vienes, rizos?

- Ve rubiales, te espero aquí mientras guardo todo.

- Ya, ahora regreso.

Salí junto a Yolanda de camino a la recepción, donde había una máquina dispensadora de bebidas. Tal vez estaba alucinando, pero en todo caso quería saber si era la única en hacerlo, así es que le pregunté a mi amiga si ella también veía una extraña confianza por parte de Estefanía hacia Saray, ya que de la última no había visto alguna actitud así o al menos no de la manera en la que lo hacía mi amiga.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora