Capítulo 82

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NARRA MACARENA

Sabía que no había sido una alucinación, lo vi ahí, parado en la vereda de al frente de mi edificio, sonriéndome como si quisiera decirme algo. Ese rostro era el que no había podido sacarme de la mente durante toda la mañana, me decía que había vuelto y no satisfecho con lo que me había hecho, buscaría lastimarme aún más.

Sabía que no se trataba de reflejos, como lo decía Zulema, pero no quería preocuparla más, después del gran avance que había dado. Creería que aún no me encontraba del todo bien, seguro que a eso se debía su insistencia en que vayamos juntas a la terapia con Mercedes. No quería que piense que me estaba volviendo una demente, aunque tal vez era mil veces mejor serlo que el hecho de ser cierto que ese hombre había vuelto.

- Maca, ¿me escuchas?

- ¿Eh?.- me giré a ver quien me hablaba.- Simón, hola. Disculpa, estaba concentrada con mis propios pensamientos.

- Eso veo jaja, ¿cómo estás?

- Bien, haciendo hora hasta que...- estuve a punto de comentarle de mi terapia psicológica, pero me detuve a tiempo.- hasta que vengan por mí.

- Oh, vale.

- ¿Y tú?, ¿alguna novedad con el trabajo?

- Nada, Maca.- ocupó el asiento al frente mío.- Perdón, ¿puedo?

- Sí, claro.

- Gracias, como te decía hay demasiada incertidumbre. Aunque yo se esperar, se que en algún momento tendré una oportunidad y pues ahí a darle con todo, ¿no?

- Sí, eso es cierto. Me alegra escucharte decirlo, veo que eres de los que no se rinden y son optimistas.

- Tía, es que si no, ¿cómo le hago? Jaja
No puedo andar deprimido y sin hacer nada, quejándome de la vida.

- Me gusta cómo piensas, me parece lo correcto.- aplaudí.- Verás que pronto te llegará algo.

- Espero que tus palabras sean escuchada jaja. ¿Y tú? Te veo mejor que la última vez que nos encontramos, que bueno.

- Eh, sí... Es que he estado con las defensas un poco bajas. Aunque ya estemos en verano, aveces el clima anda algo loco y cambia de la nada.

- Sí, tienes que cuidarte. Por cierto, ¿qué es de tu novio?

- ¿Mi novio?, ¡ah! Debes referirte a Fabio.

- Creo que así se llama, sí. ¿O es qué hay otra persona por ahí?, pillina.- bromeó.

- ¡No! Para nada jaja, aunque lo mío con Fabio ya no existe, terminamos hace un tiempo.

- Vaya, lo siento, Maca.

- No te preocupes, fue lo mejor para ambos.

- Sí es así, pues adelante. Supongo que por ahora solo a concentrarse en acabar bien la carrera, ya te quedan un par de meses nada más.

- ¡Sí! No puedo creer que esté a poco de culminar la carrera. ¿Qué se siente?

- Pues, bueno... No lo sé, o sea es guay ya ser oficialmente un profesional, con tu título, claro. Pero supongo que eso te lo podría decir mejor alguien que ya esté trabajando.

- Igual, Simón.- tomé de su mano que reposaba a un costado.- Eres un tío muy bueno en tu profesión, lo harás genial en cualquier lugar.

- Gracias. Oye, y ¿pensaste en lo que te dije de volver al grupo de baile?

La verdad que lo había hecho, no tanto, pero por momentos pensaba en que tal vez ello me ayudaría a desenvolverme mejor, Mercedes también me lo había recomendado desde antes, pero para entonces simplemente ni me detenía a ver las cosas con claridad. Ahora que era consiente de que debía seguir disfrutando de las cosas buenas que me daba la vida, pues no me sonaba mala la idea de regresar. Ya no tenía una agenda recargada, podría dedicarle libremente el tiempo que desee sin perjudicar mis estudios.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora