Capítulo 102

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NARRA ZULEMA

Tonta o correctamente le creía a la rubia. Sabía que ella no tenía mayor sentimiento por Kabila que la de una hermandad que las unía por años.
Este debería ser tan solo un desafortunado momento. Según palabras de la rubia, para variar sacadas de esas tontas novelas que leía, "una prueba más para el amor que nos teníamos".

Poco más de media hora después de haber aclarado las cosas con Macarena, escuché afuera en el pasadizo unos fuertes pasos que sabía debían corresponderle a la gitana.

- Debo ir a hablar con ella.

- Creo que también me corresponde está allí.

- No, rubia. Déjamelo a mí.

Sabía que seguiría refutando a mi decisión, es que desde que la conocía no había algún momento en el que no me contradiga así sea en lo mínimo. Aún así, aquí estaba con ella. Increíble, éramos como el yin y el yang, dos polos opuestos que se encontraban juntos por simple atracción como una jugada del destino.

Dejé de inmediato la habitación para al cerrar la puerta detras mío, ver la silueta de mi única amiga de toda la vida caminar de un lado a otro sin prestar atención a mi presencia.

- Saray.

- Te escucho, mora.

- Vamos a tu habitación.

Sin decir más, ella caminó hacia donde le había dicho, sabiendo que yo iría detrás suyo siguiendo sus pasos.

- Zulema, ¿qué ha pasado?

- Estas sería, ¿tanto te importa la negra?

- ¡Joder, Zulema!

- Ya lo veo.- hice un movimiento con los labios, debía de pensar bien en mis palabras. Con ella y Macarena siempre debía intentar ser lo menos bruta posible, aunque fallase en el intento, tenía que hacerlo.- Sentémonos.

Contaba los segundos como cuando era pequeña y no quería decirle a mi padre la verdad acerca de la travesura que acababa de cometer. En este caso no se trataba de una travesura mía, pero al estar involucrada Macarena y mi propia hermana, no tenía ganas, en lo absoluto, para contárselo.

- Creo que lo mejor será que te lo pienses bien eso de andar con Kabila, tía.

- ¿Por qué?

- No es para ti, y tal vez tú tampoco lo seas para ella.

- ¿Y a ti quién te ha dado el derecho para pedirme eso?

- A ver, gitana.- resoplé, agachando la cabeza por un momento.- Que estoy tratando de no hacerte daño, porque te quiero.

- Zulema, es que no tengo ni una puta idea de lo que hablas, por favor, te pido ser lo más directa posible que me estás haciendo reventar la jodida cabeza.

- Tía que no te quiere, que te ha engañado.

Listo y hecho, lo solté así como si nada. Ella quería que fuera lo más franca posible, pues allí estaba. No podía seguir dándole vueltas al asunto sin ir directo a lo que se debía de saber, que su novia la había engañado. Solo que me faltaba decirle que con la mía.

- Gitana.- me acerqué.- ¿Tía estás bien?, ¿me escuchas?

- Me ha engañado, dices.

- Pfff, pues es lo que he dicho, ¿no?

- ¿Con quién?

- ¿Me crees?.- estaba sorprendida.- ¿Así de simple?

- Eres mi comadre, Zule. Mi hermana, ¿cómo no voy a creerte? Aunque me cuesta aceptarlo.

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora