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NARRA ZULEMA
Miraba y miraba sin cansancio al tío que tenía hablando al frente mío. Mi mirada lo recorría desde la punta del cabello hasta donde mis ojos pudieran tener acceso desde aquella posición.
Sí, en efecto tenía su gracia. Buena pinta y labia para hablar, algo que le gustaba a casi todas las tías de ahora, seguro que también a Macarena, sin ser la excepción.Simón sabía expresarse muy bien, a pesar de notarse un tanto nervioso. Desde que habíamos ingresado a mi oficina, podía verlo sujetarse las manos en todo momento, así como no dejar de mover una de sus piernas cuando lo miraba directamente a los ojos.
El tema por el que venía era delicado, sí, pero me atrevía a asegurar que esos nervios podían deberse también a estar solos los dos, después del, llamémoslo, pequeño inconveniente ocurrido en el auditorio de la universidad. Ya habíamos aclarado ese tema, sin embargo, era imposible olvidarlo cada que nos veíamos así fuera por coincidencia.
Yo era su jefa y novia de su amiga, pero para mí él seguía siendo ese extraño que cada vez iba teniendo una presencia más recurrente en la vida de la rubia.En las últimas semanas había escuchado su nombre más veces de las que me hubiese gustado hacerlo. Macarena hablaba de una manera peculiar sobre todo lo que hacía este tío, que claramente despertaba también cierto interés en mí, y no porque me agradara de alguna forma, sino por conocerlo más a fondo y entender esa admiración que al parecer ella le tenía.
Me ponía a pensar en lo que Simón podría ofrecerle a la rubia y yo no. Algo estúpido, me dije a mí misma en un comienzo, pero conforme pasaban los segundos en que lo tenía al frente mío, venían sumándose varias cosas. Él podría darle tranquilidad, una estabilidad que conmigo en el tiempo que llevábamos de conocernos nunca la había tenido, se habría ahorrado los problemas con Sandoval, sus padres la dejarían en paz, no tendría que soportar a los medios. En realidad dejar de lado los problemas que conlleva estar con Zulema Zahir, eso.
Me acomodé en mi asiento cruzando las piernas y volví a enfocarme en lo que el chaval llevaba contándome desde varios minutos atrás. Según lo había escuchado, tenía problemas con Antonio, quien era su jefe directo en la Firma. Simón, estaba siendo explotando por este tío que al parecer aprovechada de sus beneficios en el cargo. Me había comprometido a escucharlo, básicamente por la rubia, pero esto también involucraba a mi empresa. Tendría que encargarme de corroborar cuan cierto era todo lo que hablaba.
Años atrás ni si quiera hubiera dado un par de minutos para oír a mis trabajadores, para eso estaban las jefaturas que debían de reportarme, pero gracias a la rubia hoy comprendía que habían otros aspectos importantes para llegar a ser la mejor en los negocios. El talento humano tanto como lo económico, eran factores claves para hacer crecer mi patrimonio y lograr diferenciarme a lo hecho por mi abuelo y mi padre.
Era increíble el efecto que había generado Macarena en mi vida, me hacía ser un persona que pocos reconocerían. Me gustaba ser alguien mejor y todo gracias a ella.
Podíamos estar pasando una etapa peculiar ahora mismo, pero confiaba que pasado el juicio nuestras vidas mejorarían.- ¿Señorita Zahir?, ¿me escucha?
- Sí, suficiente.- me alejé de mi asiento y traje la laptop al escritorio para empezar a redactar un correo.
- Quisiera saber qué es lo que puedo hacer.
- ¿Tú?.- casi me burlo ante su pregunta.- Nada, chaval. Es más, evita hacer lo más posible.
Terminé de escribir rápidamente el mail y lo envié ni bien colocado el último punto.
- ¿Vamos afuera?
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Bajo hipnosis (Zurena AU)
FanfictionAmbas se sienten dominadas por la otra, tan solo un cruce de miradas es suficiente para que Macarena haga lo que Zulema le pida y para que Zulema pierda toda esa autoridad que dice tener, mostrándose así lo más trasparente y sin filtros ante la rubi...