Capítulo 109

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NARRA MACARENA

La semana previa al juicio había llegado. Y aunque este era un motivo por el cual estar con los nervios de punta, pues para mí ahora mismo existía algo mucho más importante que ocupaba toda mi concentración, la presentación final de la asesoría. De ella dependía tal vez el objetivo profesional más importante que me había trazado en la vida. Hoy, después de conocer los resultados de la presentación, debía gestionar la documentación de mis notas para entregar en el Ministerio de Educación, hoy era mi última oportunidad para hacerlo, de lo contrario ni si quiera podría dar por iniciado aquel sueño que tanto me había motivado en los últimos meses, tener un sustento económico para mi propio negocio.

El trabajo escrito sobre la consultoría brindada durante estos meses ya había sido entregado a la directora Miranda y a Saray, como representante de la empresa, para que ellas pudieran revisarlo con anticipación, así es que no había vuelta  atrás para corregir cosas. Sabía que era un buen trabajo, pero no si cumplía los estándares esperados. Yo no quería que nos calificaran bien por el único hecho de ser la novia de Zulema Zahir, sino por reconocer un verdadero trabajo profesional.

Las evaluaciones de los exámenes ya habían culminado y conocía la nota de todos, habían sido un excelente. Me sentía completamente alegre por aquel logro, fueron varios días de amanecida en los que Zulema por iniciativa suya me había acompañado, y hoy no era una excepción.

- Amor, ¿un café?

- Por favor.

- Enseguida vuelvo.- me dio un beso en la mano y se retiró.

Decidí contarle sobre el proyecto del Gobierno por el que estaba postulando, pues no me sentía bien ocultándole algo tan importante como parte de mi futuro, sobre todo habiendo pasado por tantos problemas relacionados a la confianza existente entre nosotras. La empresaria no lo tomó con una sonrisa en los labios, como era de esperarse, pero me dio todo su respaldo y motivación para lo que me había trazado.

- Toma.- me extendió la taza con el café humeante.- ¿Muy caliente?

- No, así está perfecto.- Lo tomé con ambas manos, acercándome a oler aquel delicioso aroma tan tranquilizador para estos momentos.- Gracias.

- De nada, pequeña.

Volvió a darme un tierno beso, pero esta vez al medio de mi frente.

- El timbre.- me dijo al separarse.- Voy a ver quién es.

- Vale, te espero para seguir leyendo.

Con una sonrisa en su rostro, se levantó de la silla que tenía pegada al costado mío y caminó con tal tranquilidad hacia la puerta, como si en efecto, solo esto fuera lo justo y necesario para poder estar felices disfrutando de nuestra relación.

- ¿Me dices qué cojones haces aquí?

Escuché la voz de Zulema resonar por casi toda la casa. Debía de ser alguien no esperado y por supuesto para nada grato de la empresaria.

- A ver, a ver, a ver.- ví a Saray bajar apresurada por la escalera.

Se la veía sonriente y muy bien arreglada, bueno, ella siempre iba con ropa muy bien vista, pero ya había aprendido a diferenciar cuando usaba algo para una salida en especial.

La curiosidad me hizo acercarme hasta donde todos los demás se encontraban, y fue ahí en la entrada de la casa, donde vi a mi morena moverse hacia un costado, dejándome ver a Rizos entre el marco de la puerta.

- Tranquila, mora.- Volvió a hablar la gitana.- Yo le he pedido que venga.

- ¿Se puede saber para qué?

Bajo hipnosis (Zurena AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora