Capítulo 8.

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Amelia, pese a los intentos de Hermione por levantarla, se había dormido

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Amelia, pese a los intentos de Hermione por levantarla, se había dormido. Cuando bajo a desayunar al comedor sus amigos ya habían empezado y la profesora McGonagall repartía los horarios. Fred y George se habían sentado junto a Ron, que miraba incrédulo el suyo.

—¡Miren lo que tenemos hoy! —gruñó Ron—. Historia de la Magia, clase doble de Pociones, Adivinación y otra sesión doble de Defensa Contra las Artes Oscuras... ¡Binns, Snape, Trelawney y Umbridge en un solo día! Espero que se den prisa y se pongan a fabricar ese Surtido Saltaclases...

Amelia, que acababa de sentarse, hizo una mueca de horror.

—¿He oído bien? —dijo Fred—. ¡No es posible que los prefectos de Hogwarts intenten saltarse clases!

—¡Miren lo que tenemos hoy! —repitió Ron de mal humor—. Es el peor lunes que he visto en mi vida.

—Creo que llevas razón —asintió Amelia volviendo a revisar el suyo.

—Si quieren puedo darles un turrón sangranarices; se los dejo baratos —sugirió Fred.

—¿Por qué barato? —preguntó Ron con recelo.

—Porque sangrarás hasta quedarte seco. Todavía no hemos conseguido el antídoto —respondió George mientras se servía un arenque ahumado.

Amelia hizo una mueca.

—Gracias —repuso Ron de mal humor, y se guardó el horario en el bolsillo—, pero creo que iré a las clases.

Fred le dio una mirada a Amelia, que negó enseguida.

—Yo también voy a pasar.

—Por cierto, hablando de su Surtido Saltaclases —dijo Hermione mirando a Fred y a George con sus redondos y brillantes ojos—, no pueden poner anuncios en el tablón de Gryffindor para contratar cobayas.

—¡¿Ah, no?! —exclamó George con sorpresa—. ¿Quién ha dicho eso?

—Lo digo yo —contestó Hermione—. Y Ron.

—A mí no me metas —se apresuró a apuntar éste.

La chica le lanzó una mirada fulminante y los gemelos rieron por lo bajo.

—No tardarás en cambiar de actitud, Hermione —vaticinó Fred mientras untaba un buñuelo con mantequilla—. Vas a empezar quinto, y dentro de poco vendrás a suplicar que te vendamos un Surtido Saltaclases.

—¿Y qué tiene que ver que empiece quinto con que quiera comprar un Surtido Saltaclases? —preguntó Hermione.

—Quinto es el año de los TIMOS —le recordó George.

—¿Y?

—Que llegarán los exámenes, ¿no? Van a tener que hincar los codos hasta que se les queden en carne viva —dijo Fred con satisfacción.

El secreto de Amelia BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora