Capítulo 14.

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Los días siguientes fueron complicados para los cuatro amigos, sobre todo para Harry, que pasó de ser el más querido a ser el más odiado

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Los días siguientes fueron complicados para los cuatro amigos, sobre todo para Harry, que pasó de ser el más querido a ser el más odiado. Era normal pues de un día para otro su casa había perdido doscientos puntos y en gran parte era por culpa suya. Hermione y Neville también lo pasaron mal pero eran menos conocidos por lo que la repercusión no fue tan grande, aunque nadie les hablaba. Con Amelia pasó lo mismo pero ella lo llevaba bastante mejor que el resto. Obviamente no le gustaba que la odiaran pero sabía ocultarlo mejor que sus amigos, estaba bastante acostumbrada.

—Se olvidarán en unas semanas. Fred y George han perdido puntos muchas veces desde que están aquí y la gente los sigue apreciando—trataba de animar Ron.

—Pero nunca perdieron ciento cincuenta puntos de una vez, ¿verdad? —dijo Harry tristemente.

Amelia sentía lastima sobre todo por su famoso amigo. Era el que más estaba sufriendo con todo ello. Incluso se planteó dejar el equipo de Quidditch, por suerte Olvier Wood, el capitán de su equipo, no se lo permitió. Los niños se sintieron aliviados cuando llegó la época de exámenes pues esto los ayudó a centrarse en otras cosas. Amelia se quedaba estudiando con Harry, Ron y Hermione hasta tarde, tratando de recordar los ingredientes de complicadas pociones, aprendiendo de memoria hechizos y encantamientos y repitiendo las fechas de descubrimientos mágicos y rebeliones de los gnomos. Aunque bueno, Amelia acababa distrayéndose y poniéndose a leer otras cosas o garabateando en el diario que Remus le había regalado por Navidad.

—No es justo, Amelia—se quejó Ron una tarde en la biblioteca—. ¿Cómo puedes apenas fijarte en lo que estudias y acabar siendo de las mejores de la clase?

—Qué le voy a hacer, si soy un genio—rió la niña—. Creo que voy a ir a buscar algo de comer. Tanto verlos estudiar me dio ganas de comer.

—Voy contigo—dijo Harry cerrando su libro—. Tengo hambre y así no puedo concentrarme.

Los dos niños salieron y se dirigieron al Gran Comedor. Hasta que escucharon que alguien gemía en un aula que estaba delante de ellos. Mientras se acercaban, oyeron la voz de Quirrell.

—No... no... otra vez no, por favor...
Parecía que alguien lo estaba amenazando.

—Muy bien... muy bien. —Oyeron que Quirrell sollozaba.

Al segundo siguiente, Quirrell salió apresuradamente del aula, enderezándose el turbante. Estaba pálido y parecía a punto de llorar. Desapareció de su vista y Amelia pensó que ni siquiera los había visto. Esperaron hasta que dejaron de oírse los pasos de Quirrell y entonces inspeccionaron el aula. Parecía vacía, pero la puerta del otro extremo estaba entreabierta.

—Tenemos que averiguar quién estaba con Quirrell—dijo la niña con seguridad—. Si era Snape...

—No—la detuvo Harry—. No nos incumbe.

—¡Pero Harry!—se quejó la niña—Si era Snape es probable que Quirrell le dijera cómo romper su encantamiento y... Tal vez Snape descubrió cómo pasar ante él sin preguntarle a Hagrid. No sé... Quizás deberíamos ir a ver a Dumbledore. Eso es lo que debimos hacer hace tiempo.

El secreto de Amelia BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora