Capítulo 14.

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Todos los de Gryffindor se pararon a aplaudir

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Todos los de Gryffindor se pararon a aplaudir. Era un día frío pero despejado, perfecto para el primer partido de la temporada de quidditch. Gryffindor contra Slytherin. Harry acababa de atrapar la snitch dorada, dándoles la victoria del partido y el ambiente de celebración ya estaba en el aire. Pero justo entonces...

¡PUM!

Una bludger golpeó con fuerza a Harry en la parte baja de la espalda, y cayó de la escoba. Afortunadamente, estaba a menos de dos metros del suelo porque había descendido mucho para atrapar la snitch. Aun así, a Amelia se le cortó la respiración por un momento cuando lo vio aterrizar de espaldas en el helado campo.

Enseguida oyó el estridente silbato de la señora Hooch, seguido por un rugido en las gradas formado por silbidos, gritos furiosos y abucheos hacia el culpable: Crabbe, que furioso por haber perdido había lanzado la bludger contra Harry.

La muchacha, preocupada, volvió la vista hacia su amigo una vez más, Angelina se había acercado para ayudarlo a levantarse y parecía que no se había hecho nada grave. Entonces Malfoy aterrizó cerca de Harry. Y lo siguiente que vio es que estaban discutiendo.

Amelia suspiró, dispuesta a bajar e intentar calmar los ánimos, sin embargo, apenas iba a mitad de las gradas cuando vio como George y Harry corrían a toda velocidad hacia Malfoy, mientras las tres cazadoras del equipo de los leones sujetaban con dificultad a Fred. Enseguida empezaron a golpearse.

—¡Harry! ¡HARRY! ¡GEORGE! ¡NO! —gritó Angelina.

Oía chillidos de chicas, los gritos de dolor de Malfoy, a George, que maldecía al ser separado de la pelea por la señora Hooch, un silbato y el bramido del público a su alrededor, pero nada de eso calmó la situación y no impidió que Harry arremetiera contra su primo, totalmente cegado por la ira.

¡Impedimenta!— gritó la señora Hooch y el pelinegro cayó hacia atrás por la fuerza del hechizo.

Malfoy estaba acurrucado en el suelo, gimiendo y lloriqueando, y sangraba por la nariz. George tenía un labio partido y Crabbe reía socarronamente un poco más allá.

Furiosa, la señora Hooch mandó a Harry y George de vuelta al castillo, antes de llevarse a Malfoy a la enfermería.

Amelia se dejó caer en el césped, ya abajo pero demasiado tarde para haber impedido algo. No solo aquello ponía a su primo aún más en contra de sus amigos y viceversa, las acciones de Harry tendrían consecuencias graves, no tenía duda. Odiaba aquello, pues su corazón se dividía siempre entre sus amigos y su familia, como algo irreconciliable. No quería tomar partido, y sin embargo una parte de ella sentía que no podría seguir así siempre. En algún momento debería posicionarse y alejarse de un bando u otro, y no iba a sentirse bien de ningún modo.

Sacudió la cabeza, diciéndose que, al menos por el momento, podía permitirse no pensar en ello. Las últimas tres semanas ya habían sido bastante malas y había tenido otras preocupaciones como para añadir más. Seguía peleada con Hermione y, aunque su enfado se había pasado hacía días, no era capaz de mirar a su amiga a la cara. Eran cordiales la una con la otra, pero una brecha se había abierto entre ambas. Ya no se hablaban salvo para lo necesario, y su orgullo le impedía acercarse e ignorar el motivo por el que se había molestado. Eso sumado a su preocupación por su padre, del que no había vuelto a tener noticias aunque trataba de mentalizarse de que aquello era una buena señal.

El secreto de Amelia BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora