Amelia Black ha vivido toda su vida sabiendo que era diferente. Nunca supo el porqué ni el cómo pero sabía que era distinta. Lo que nunca pudo imaginar fue lo que era.
Una escuela de magia y hechicería, magos, varitas y escobas. Todo parece encaj...
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Amelia fue directa a la salida del castillo. Con paso decidido y sin pensarlo demasiado se dispuso a buscar a su padre. Estaba tan afectada que ni siquiera se percató de que Remus la había seguido.
—¿A dónde crees que vas? —dijo cuando la niña estuvo a punto de cruzar la puerta.
—Tenemos que sacarlo de aquí —dijo sin preocuparse por si alguien la estaba escuchando.
—¿De qué hablas? —Remus la miró desconcertado—. Amy, ¿estás bien? Tienes un aspecto horrible.
—Hablo de Sirius —dijo por lo bajo—. No puede seguir aquí. N-no sé como pero tiene que irse y encontrar un sitio en el que esté seguro... No podemos probar su inocencia. Ya no. Y los dementores... No puedo dejar que le hagan daño, Remus. No, no, no... Si consigo el mapa... O con la capa de Harry... Podría esconderse en...
—Amelia, basta —la detuvo Remus poniéndole las manos en los hombros y obligándola a mirarlo.
La niña tenía los ojos enrojecidos, la mirada nerviosa y le temblaba ligeramente el labio.
—Explícame lo que está pasando. Despacio.
Amelia asintió. Sentía un nudo en la garganta. En cualquier momento se echaría a llorar.
—L-la rata...
—Pettigrew.
Amelia volvió a asentir.
—El gato de Hermione... E-está muerta. Ron encontró... Encontró sangre y...
—¿Pettigrew está muerto? —dijo Remus.
—Sí —dijo Amelia—. Y si está muerto no podemos probar que mintió... No... Remus, no sé qué hacer.
Remus soltó un suspiro.
—Amy —dijo—. No puedes ir a ver a tu padre. Es peligroso. Ya te arriesgaste demasiado ayer. Ahora vamos a ver el partido con los demás, necesitas distraerte un rato. Luego pensaremos qué hacer.
—Pero...
—Escucha —la interrumpió—. No encontró restos de la rata, ¿o sí? —Amelia negó—. ¿Y de verdad crees que Pettigrew dejaría que se lo comiera un gato? —Amelia negó—. Debe estar por ahí. Aparecerá. Lo encontraremos.
Amelia asintió, algo más tranquila. Aún así, apenas pudo concentrarse en el partido. El juego solo atrapó su atención en el momento en que Harry se lanzó a por la Snitch y lanzó un patronus contra lo que por un instante parecieron dementores.
—Malfoy —dijo Amelia por lo bajo a la vez que rodaba los ojos.
—Harry lo ha hecho muy bien —dijo Remus cuando el partido hubo acabado—. Voy a felicitarlo, ¿vienes?
Amelia negó con la cabeza.
—Creo que volveré al castillo con Hermione —dijo señalando a su amiga a pocos metros de distancia.
