Amelia no tardó en encontrar a Hermione. Se aseguró de llevarla a la enfermería, dónde se pasaron toda la tarde juntas. Amelia no quiso separarse de ella ni un instante.
—Ya es hora de cenar —dijo Hermione aún desanimada aunque tratando de no aparentarlo—. Deberías irte.
Amelia vaciló.
—Herms...
—Vamos, va en serio —insistió la castaña—. La señora Pomfrey ha dicho que para mañana lo tendrá solucionado.
Amelia hizo una mueca al sentir sus tripas rugir.
—Bien —aceptó—. Pero me pasaré a verte antes de volver a la torre y te traeré algo de comer.
Hermione asintió.
Cuando Amelia entró en el Gran Comedor, se encontró a Harry cenando solo a un extremo de la mesa.
—Hey —lo saludó sentándose a su lado—. ¿Qué tal el día?
Harry, sin siquiera levantar la mirada, se limitó a encogerse de hombros. Por lo que se veía no había sido una buena tarde para el pelinegro.
—Vamos, ¿tan mal fue en Pociones? —dijo con pesar la niña—. Oye, te prometo que intentaré hablar con Draco para que te deje en paz. No...
—No tuve clase de Pociones, aunque Snape nos ha castigado también a mi y a Ron —explicó el niño de ojos esmeralda—. Lo que ocurre es que... Me sacaron de clase para hacerme fotos para el Profeta, junto con el resto de campeones. Y está esta periodista, Rita Skeeter...
—¿No es esa la que escribió todas esas mentiras sobre el padre de Ron después de los disturbios en los Mundiales? —preguntó Amelia reconociendo el nombre de la mujer.
Harry asintió desanimado.
—Quería hacerme una entrevista pero estoy seguro de que no hará más que contar mentiras.
Amelia apretó los labios.
—Harry... Sé que es difícil pero a la gente se le pasará —dijo y le tomó la mano para hacer que la mirara—. Sé lo que es sentir que todos te odian pero Dumbledore te apoya. Y Hagrid y Hermione y Sirius. Y Ron terminará por hacerlo también. Lo que opinen los demás no importa. No importa si eres el Niño que vivió, o el Cuarto Campeón o simplemente un alumno más, sigues siendo Harry y la gente acabará por darse cuenta. Estamos contigo. Estoy contigo.
Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Harry, provocándole a Amelia una sensación de alivio indescriptible. Al menos había conseguido que se sintiera un poco mejor.
Comieron entre risas y por un rato Harry consiguió olvidar todos sus problemas. Amelia también. Al día siguiente tendría su primera clase real con Dumbledore, le había mandado una nota esa mañana, y los nervios la habían estado asfixiando todo el día. Pero, estando con Harry, el día siguiente se veía lejano.
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El secreto de Amelia Black
FanfictionAmelia Black ha vivido toda su vida sabiendo que era diferente. Nunca supo el porqué ni el cómo pero sabía que era distinta. Lo que nunca pudo imaginar fue lo que era. Una escuela de magia y hechicería, magos, varitas y escobas. Todo parece encaj...