Capítulo 7.

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Si ven algún horror de ortografía avísenme y lo corregiré, no tuve mucho tiempo para releer el capítulo al acabar

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Si ven algún horror de ortografía avísenme y lo corregiré, no tuve mucho tiempo para releer el capítulo al acabar. 

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—Eh... La verdad es que no sé por donde empezar—dijo ante la mirada expectante de sus amigos.

Se habían sentado al rededor del fuego en la sala común de Gryffindor y estaban en silencio, esperando a que Amelia encontrase las palabras. Sin embargo, la niña estaba nerviosa y no tenía idea de qué decir.

—Podrías empezar por decirnos porqué te llevaron esta mañana al despacho de Dumbledore—dijo Hermione impaciente—. No creo que fuera para tanto lo de Pansy Parkinson.

—¿Te llevaron al despacho de Dumbledore?—dijo Ron sorprendido—. Pero si solo le pegaste.

—Bueno...—no supo muy bien qué decir—, no fue exactamente por eso. Más bien... ¿Dumbledore quería deleitarse con mi maravillosa compañía y me invitó a tomar un agradable desayuno entre charlas mañaneras?

Los tres amigos enarcaron una ceja, buscando una respuesta más creíble.

—Oh, está bien—dijo—. Quería... Quería hablarme de mi padre y esas cosas. Piensa que debo cuidar mi forma de reaccionar ante lo que me digan sobre él. Yo... Me molesta que me comparen con él. No quiero... A veces... Supongo que a veces me asusta poder parecerme a él.

Entonces Hermione enmudeció y mostró una enorme expresión de pena que hizo que Amelia se sintiera incómoda, no soportaba dar lastima.

—Oh, claro... Pero no debes preocuparte por eso. Ninguno pensamos que seas como tu padre. Harry estaba muy preocupado... Bueno, todos lo estamos y yo... No he querido mencionarlo porque sé que no te gusta hablar del tema y no es asunto nuestro ni nada de eso pero... Solo quiero que sepas, Amelia, que por encima de todo eres mi mejor amiga y no importa nada quién sea tu familia o lo que haya hecho tu padre. Puedes contarnos las cosas, no vamos a juzgarte. Siempre serás mi mejor amiga.

Amelia se quedó sin habla.

—Y tú la mía—dijo finalmente—. Yo... Siento no haberles contado nada. Tenía miedo. No quería que nadie me relacionara con él y... Lo siento.

—No tienes que disculparte —dijo Harry sonriéndole de lado, feliz de que Amelia se abriera a ellos y estuviera siendo sincera con sus sentimientos.

— Yo sí—intervino Hermione con los ojos llorosos y bajando levemente la cabeza. Todos la miraron sin entender—. Yo si que te debo una disculpa, Amy. Verás... Ya... Ya sabía lo de tu padre.

—¿Qué?—dijeron Amelia, Harry y Ron completamente confusos.

—Bueno, si—dijo avergonzada—. Al inicio del primer curso... Hiciste una referencia sobre Superman y me pareció muy extraño. Se suponía que tu familia era de magos, era extraño que supieras sobre muggles. Y luego le diste ese comic a Ron y te comportabas tan raro cada vez que alguien mencionaba a tus padres o tu familia en general... Parecía que te incomodaba y éramos amigas pero yo no tenía la confianza suficiente para preguntártelo. La gente siempre dice que soy demasiado entrometida y temía que si me metía en tus asuntos acabaras por odiarme y perdería tu amistad. Así que lo dejé.

El secreto de Amelia BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora