Amelia apresuró el paso hacia el campo de quidditch pero pronto se dio cuenta de que los alumnos ya iban entrando al castillo. Soltó un suspiro. Se lo abría perdido.
Vio a lo lejos a los del equipo de Gryffindor, caminando a toda prisa, y trató de alcanzarlos para preguntar qué tal el partido pero chocó contra alguien.
—Lo siento —dijo un chico bastante más alto que ella—. Amelia Black, ¿no?
Amelia lo reconoció fácilmente. Era Cedric Diggory, el buscador de Hufflepuff, que estaba en quinto curso.
—Eh... Si —dijo extrañada porque lo supiera.
Pareció que lo notó porque enseguida añadió:
—Todos hablan de ti últimamente. Ya sabes...
—Claro —asintió.
—Soy Ced...
—Si. Diggory, ¿no? —dijo Amelia—. Eres el buscador de Hufflepuff.
Él la miró de igual modo.
—Digamos que eres muy popular entre las chicas con las que comparto habitación —explicó—. ¿Cómo acabó el partido?
—¿No te has enterado?
Amelia lo miró confusa.
—Potter tuvo un accidente, los dementores entraron al campo. Ahora está en la enfermería.
Amelia abrió los ojos y, sin apenas despedirse, corrió a buscar a su mejor amigo.
—A Harry no —suplicó la voz de una mujer—. A Harry no. A Harry no, por favor.
—Apártate, estúpida... apártate...
—A Harry no. Te lo ruego, no. Cógeme a mí. Mátame a mí en su lugar... A Harry no, por favor. Ten piedad, te lo ruego, ten piedad...
Alguien de voz estridente estalló en carcajadas. La mujer gritaba y Harry no se enteró de nada más.
—Ha tenido suerte de que el terreno estuviera blando.
—Creí que se había matado.
—¡Pero si ni siquiera se ha roto las gafas!
Harry oía las voces, pero no encontraba sentido a lo que decían. No tenía ni idea de dónde se hallaba, ni de por qué se encontraba en aquel lugar, ni de qué hacia antes de aquel momento. Lo único que sabía era que le dolía cada centímetro del cuerpo como si le hubieran dado una paliza.
—Es lo más pavoroso que he visto en mi vida.
Horrible... Lo más pavoroso... Figuras negras con capucha... Frío... Gritos...
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El secreto de Amelia Black
FanficAmelia Black ha vivido toda su vida sabiendo que era diferente. Nunca supo el porqué ni el cómo pero sabía que era distinta. Lo que nunca pudo imaginar fue lo que era. Una escuela de magia y hechicería, magos, varitas y escobas. Todo parece encaj...