El cartel del vestíbulo causó un gran revuelo entre los habitantes del castillo. Durante la semana siguiente, y fueran donde fueran, no había más que un tema de conversación: el Torneo de los tres magos. Amelia notó, además, que el castillo parecía estar sometido a una limpieza especialmente concienzuda. Los profesores también parecían algo nerviosos.
Cuando bajaron a desayunar la mañana del 30 de octubre, descubrieron que durante la noche habían engalanado el Gran Comedor. De los muros colgaban unos enormes estandartes de seda que representaban las diferentes casas de Hogwarts. Detrás de la mesa de los profesores, un estandarte más grande que los demás mostraba el escudo de Hogwarts.
Amelia, Harry, Ron y Hermione vieron a Fred y George en la mesa de Gryffindor. Estaban apartados y conversaban en voz baja, cosa que últimamente era muy común en ellos. Ron fue hacia ellos, seguido de los demás.
—Es horrible de verdad —le decía George a Fred con tristeza—. Pero si no nos habla personalmente, tendremos que enviarle la carta. O metérsela en la mano. No nos puede evitar eternamente.
—¿Quién los evita? —quiso saber Ron, sentándose a su lado.
—Me gustaría que fueras tú —contestó Fred, molesto por la interrupción.
—¿Qué te parece un horror? —preguntó Ron a George.
—Tener de hermano a un imbécil entrometido como tú —respondió George.
—¿Ya se les ha ocurrido algo para participar en el Torneo de los tres magos? —inquirió Harry—. ¿Han pensado alguna otra cosa para entrar?
—Le pregunté a McGonagall cómo escogían a los campeones, pero no me lo dijo —repuso George con amargura—. Me mandó callar y seguir con la transformación del mapache.
—Me gustaría saber cuáles serán las pruebas —comentó Ron pensativo—. Porque yo creo que nosotros podríamos hacerlo. Hemos hecho antes cosas muy peligrosas.
—No delante de un tribunal —replicó Fred—. McGonagall dice que puntuarán a los campeones según cómo lleven a cabo las pruebas.
—¿Quiénes son los jueces? —preguntó Harry.
—Bueno, los directores de los colegios participantes deben de formar parte del tribunal —declaró Hermione, y todos se volvieron hacia ella —, porque los tres resultaron heridos durante el torneo de mil setecientos noventa y dos, cuando se soltó un basilisco que tenían que atrapar los campeones.
Ella advirtió cómo la miraban y, con su acostumbrado aire de impaciencia cuando veía que nadie había leído los libros que ella conocía, dijo:
—Está todo en...
—Historia de Hogwarts —completó Amelia, sabiendo lo que diría su amiga.
—Sí —asintió—. Aunque, desde luego, ese libro no es muy de fiar. Un título más adecuado sería «Historia censurada de Hogwarts», o bien «Historia tendenciosa y selectiva de Hogwarts, que pasa por alto los aspectos menos favorecedores del colegio».
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El secreto de Amelia Black
Fiksi PenggemarAmelia Black ha vivido toda su vida sabiendo que era diferente. Nunca supo el porqué ni el cómo pero sabía que era distinta. Lo que nunca pudo imaginar fue lo que era. Una escuela de magia y hechicería, magos, varitas y escobas. Todo parece encaj...